García Alcázar, Alicia

Miércoles, 21 Abril, 2010

¿Cuántos años lleva trabajando en acuicultura? ¿De dónde surge su interés por este sector?

Llevo más de 30 años trabajando en acuicultura desde 1975 que me incorporé al Instituto Español de Oceanografía. Después de obtener la licenciatura en la especialidad de zoología en la Complutense de Madrid, apenas había oído hablar de la acuicultura. Hay que recordar que fue en 1976 cuando en la conferencia técnica de la FAO celebrada en Kyoto se sentaron las bases de la acuicultura intensiva recomendando “el desarrollo del necesario respaldo científico, financiero y organizativo para conseguir un aumento de cinco a diez veces en la producción cultivada al comienzo del siglo siguiente”. La piscicultura marina solo era conocida por el salmón que ya resultaba técnica y económicamente rentable.

A nivel nacional, en 1980 se celebró la primera Convención de Cultivos Marinos en Lanzarote (CONCUMAR) cuyas conclusiones detectaban problemas administrativos y carencias tecnológicas y de investigación sobre reproducción en cautividad de las especies, cultivo, fases larvarias y juveniles, alimentación, patología, genética e ingeniería de sistemas de cultivo que fueron recogidos en 1981 en el Plan Estratégico Nacional de Acuicultura. Con los datos aportados en aquella reunión sobre el estado de los recursos marinos, la disminución de las capturas por parte de la flota pesquera española, y la elevada demanda de productos del mar, se presentaron unas recomendaciones entre las que destacaban por su importancia la elaboración de un Programa Nacional de Cultivos Marinos y la necesidad de impulsar la investigación con especial atención al desarrollo de criaderos y cultivos intensivos.

El Instituto Español de Oceanografía había comenzado sus trabajos en acuicultura a mediados del año 1966 solicitando al estado la cesión de las Encañizadas situadas al norte de La Manga de Mar Menor (Murcia), como lugar idóneo para el estudio y experimentación de cultivos de peces autóctonos. En 1967 se constituye la Estación Biológica Marina, con sede en San Pedro del Pinatar, al tiempo que se conseguía una concesión temporal sobre las Encañizadas. En 1972 fue aprobado por el III Plan de Desarrollo un programa de investigación presentado por el IEO sobre cultivos de peces marinos cuyo objetivo era la instalación de una planta piloto sobre reproducción y engorde; se inicia la construcción del Centro Costero del Mar Menor y se llevan a cabo los primeros trabajos experimentales de engorde de dorada y mújol en estanques construidos en las encañizadas.

Mi incorporación al centro fue en 1975 coincidiendo con la inauguración de la Planta de Cultivos y a partir de entonces fue creciendo mi interés por la acuicultura. En el equipo formado por Aurelio Ortega e Ignacio Arnal, en los años siguientes, estudiamos el crecimiento de la dorada en el Mar Menor, desarrollamos proyectos de cultivo de dorada, lubina, magre, seriola, mújol, jibia, langostino y camarón en colaboración con la empresa japonesa Taiyo Fisheries Co. Ltd., y diseñamos experiencias para probar piensos procedentes de ganadería en peces marinos. En 1983, y para propiciar ese desarrollo, la Secretaría General de Pesca Marítima encomendó al IEO la instalación y puesta en marcha de plantas piloto de cultivos marinos en Santander, Vigo, Tenerife y Murcia.

¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar desde entonces, en cuanto a infraestructura, interés y visión?

Teniendo en cuenta la respuesta anterior se ve que el cambio ha sido grande: en los años 80 las prioridades eran establecer las tecnologías de cultivo a nivel casi artesanal y obtener suficientes cantidades de alevines para que los empresarios se lanzaran a una aventura arriesgada e incierta. Hoy la acuicultura se ha convertido en una industria de alta tecnología con empresas competitivas cuyas cifras globales han cumplido con creces las previsiones de crecimiento de Kyoto representando aproximadamente la mitad de la oferta de pescado para consumo humano.

A pesar de que en España se investiga desde hace más de cuarenta años en acuicultura ¿Como considera que ha evolucionado el sector y a que retos se enfrenta de cara al futuro?

El sector de la investigación en acuicultura en España ha evolucionado siguiendo las pautas de la Unión Europea, dirigidas a unir la ciencia y la investigación con el mercado mediante la conexión de todos los elementos que intervienen en el proceso de la innovación. Además en el plano estrictamente científico, el desarrollo cada vez mayor de las técnicas genómicas como herramientas determinantes para conocer y controlar todos los procesos –reproducción, fisiología, nutrición, patología, etc.- supone un avance importante de cara al futuro. Nuestro país cuenta con grupos de investigación de gran prestigio  y se están desarrollando plataformas y centros tecnológicos como la Plataforma Tecnológica de la Pesca y la Acuicultura (PTEPA) y centros Tecnológicos en Comunidades Autónomas cuyos objetivos son promover la colaboración entre los agentes del sistema ciencia-tecnología-empresa en el desarrollo de actividades I+D+i, no solo para resolver problemas actuales, sino para impulsar el desarrollo de la acuicultura basándolo en la tecnología y la innovación. Los Planes Nacionales de Cultivos Marinos gestionados por JACUMAR suponen también un instrumento importante para la financiación de la investigación aplicada y la innovación de la acuicultura marina en España.

¿Qué queda por investigar en dos especies ya consolidadas como la dorada y la lubina?

La dorada y la lubina son las especies de peces más cultivadas en España. Aunque las tecnologías de cultivo están completamente estandarizadas quedan todavía líneas de investigación que ya se están abordando con el objetivo de mejorar la rentabilidad de las producciones. Una de ellas es en el amplio tema de la nutrición, además de disminuir los índices de conversión del pienso, la utilización de ingredientes que disminuyan la dependencia de la harina y el aceite de pescado y que abaraten los costes de producción de los piensos manteniendo la calidad. Otra es la investigación sobre el cultivo larvario, principalmente en el diseño de dietas artificiales que puedan sustituir a la alimentación viva. Otro capítulo es la genética en el que ya se están desarrollando programas de mejora mediante selección de reproductores. Otra línea interesante, en la que estamos trabajando en nuestro Centro junto con la Universidad de Murcia, es el desarrollo de vacunas mediante técnicas de genómica funcional, para reducir las pérdidas ocasionadas por las enfermedades infecciosas más comunes y reducir el empleo de antibióticos. En el campo de la ingeniería y diseño de instalaciones es muy interesante la investigación sobre sistemas de recirculación que además de suprimir la dependencia de las plantas de las zonas costeras, permiten disminuir gastos reduciendo el consumo de agua y la emisión de vertidos y aumentando las densidades de producción.

Desde su punto de vista, ¿Cómo pueden aplicarse las nuevas tecnologías a la comunicación y divulgación científica?

Estamos en la era de la comunicación y en el sector de la acuicultura tenemos grandes posibilidades: páginas web, blogs, redes sociales, foros, congresos virtuales, revistas especializadas, etc., que ya se están utilizando con éxito. Además de la divulgación de la investigación en general que en nuestro caso está financiada con fondo públicos y debe ser conocida por los ciudadanos, en el caso de la acuicultura el producto final es un alimento de consumo humano cuya aceptación por el consumidor influirá en su propia salud y en la rentabilidad económica de una actividad cada vez más necesaria como complemento de la pesca. El IEO cuenta desde hace unos años con un Gabinete de Prensa y Comunicación que ha mejorado sustancialmente la comunicación científica de nuestro organismo a través de la página web, convocatorias de prensa, creación de un canal de video en YouTube, etc. Desde nuestro Centro participamos en actividades de divulgación –Semana de la Ciencia y la Tecnología, visitas guiadas a la Planta de Cultivos, ciclos de conferencias, charlas en colegios- dirigidas sobre todo al público infantil y juvenil. Ahora estamos preparando material biológico –larvas y adultos de peces- para participar en la exposición “¿Acuicultura? Descúbrela” que se va a celebrar próximamente, organizada por OESA, en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.

Como consumidor de productos pesqueros, ¿Cree que los productos acuícolas son valorados en su justa medida por parte de los consumidores?

Creo que a pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora por las administraciones mediante campañas de información y promoción de productos cultivados, y a la legislación vigente sobre etiquetado y trazabilidad, el consumidor medio no valora suficientemente la calidad y garantías de los productos acuícolas. Aunque la preocupación de los consumidores hacia los procesos de producción de alimentos se ha incrementado en los últimos años, la acuicultura –quizá por ser una actividad relativamente nueva- sigue siendo bastante desconocida. Entre  los consumidores podemos encontrar los dos extremos: los que rechazan por principio los productos cultivados sin conocer la seguridad y fiabilidad de los métodos de producción y procesado, y los que aceptan cualquier producto fijándose únicamente en el bajo precio y en la presentación. Es fundamental continuar con el esfuerzo de información y divulgación para lograr que la acuicultura sea apreciada como una garantía de seguridad alimentaria que ofrece productos de gran calidad y frescura  con un alto grado de control sanitario.

Últimamente se habla mucho de sostenibilidad y acuicultura sostenible, ¿qué opina acerca de esto, cree que es viable luchar por una acuicultura más ecológica?

Creo que la sostenibilidad de la acuicultura es fundamental y es una necesidad en todas las actividades productivas. El consumidor está cada vez más concienciado sobre los problemas medioambientales y quiere tener la seguridad de que los productos de acuicultura se ajustan a unos requisitos estrictos, como son los que contempla la legislación de la Unión Europea. La investigación debe contribuir a minimizar el impacto ambiental estableciendo programas de vigilancia y seguimiento del medio natural -hábitats y especies- y buscando alternativas en la ingeniería de las instalaciones, composición de piensos, uso de medicamentos, etc. 

¿Cómo cree que podría contribuir la Fundación al estrechamiento de las relaciones entre los científicos y el sector empresarial? ¿Ha seguido la evolución desde sus comienzos?

Si, he seguido la evolución del Observatorio Español de Acuicultura y me gustaría destacar su línea editorial, la posibilidad de acceso a gran cantidad de información y la serie propia de publicaciones científico-tecnológicas que están recogiendo los últimos avances del sector y que están resultando de gran utilidad. En cuanto a las relaciones entre los científicos y el sector empresarial, cuyo fomento se encuentra entre sus principales objetivos, creo que FOESA está en el buen camino ya que con la constitución de la Fundación cuenta con la participación de las principales instituciones de la I+D+i en nuestro país.

Alicia
García
Alcázar
Titulacion: 
Licenciada en Ciencias Biológicas, Universidad Complutense de Madrid y Doctora en Biología, Universidad de Murcia
Profesión: 
Investigadora Titular del Centro Oceanográfico de Murcia
Miscelánea: 

En 1975 se incorporó como alumna libre al entonces Centro Costero del Mar Menor donde se iniciaban los cultivos marinos de peces y crustáceos; en las instalaciones recién inauguradas se inició la producción experimental de postlarvas de crustáceos (langostino y camarón) y la reproducción en cautividad y el cultivo larvario de peces (dorada, lubina, magre, seriola y mújol) adaptando las técnicas japonesas a las condiciones mediterráneas. Se diseñaron experiencias de alimentación de peces marinos con piensos procedentes de ganadería y se obtuvieron los primeros resultados prometedores. En 1978 se logró, mediante técnicas de inducción hormonal, la maduración y puesta de la dorada a partir de un stock procedente del medio natural y adaptado a la cautividad en años anteriores, pudiéndose afirmar que este laboratorio fue uno de los primeros de Europa en conseguir con éxito la reproducción de la dorada en cultivo. En 1979, utilizando las mismas técnicas, se consiguió la puesta de la lubina.
En 1990 se pone en funcionamiento la Planta Experimental de Cultivos Marinos de Mazarrón equipada de las infraestructuras requeridas para desarrollar técnicas de cultivo aplicables al sector industrial. Los proyectos desarrollados en las nuevas instalaciones en los años siguientes se orientan a dos objetivos generales: la mejora de las técnicas de cultivo de las especies ya producidas industrialmente (dorada y lubina), y el desarrollo de la tecnología de cultivo de nuevas especies para diversificar la oferta de la acuicultura. En la primera de estas líneas ha estudiado la influencia de los factores ambientales y las diferencias genéticas sobre el crecimiento y la calidad de la lubina, la conservación de los recursos genéticos de esta especie, y la aplicación de herramientas biotecnológicas para la mejora de la vacunación en dorada.
Su trabajo se ha desarrollado en el marco de diferentes proyectos de financiación propia (IEO) y de convocatorias públicas nacionales e Internacionales (JACUMAR, CICYT, Programa Nacional de Alimentación, Unión Europea (FAIR), Plan Nacional I+D+i, Plan Ciencia y Tecnología Región de Murcia, etc.). Ha sido responsable de convenios con empresas del sector y ha colaborado con diferentes Universidades (Almería, Málaga, Granada y Murcia). Ha desempeñado tareas de asesoramiento en proyectos de cooperación internacional (AECI).
Las investigaciones realizadas han generado 88 publicaciones en revistas nacionales e internacionales y comunicaciones a Congresos.
Ha sido tutora de becarios y de estancias en prácticas de alumnos de FP y universitarios. Igualmente ha desempeñado labores docentes como profesora de cursos de doctorado y Máster de Acuicultura.