Luna Sotorrío, Ladislao

Miércoles, 28 Octubre, 2009
D. Ladislao Luna Sotorrío es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo, profesor titular en la Universidad de Cantabria, en el Departamento de Administración de Empresas, y dirige el grupo de investigación “Gestión económica para el desarrollo sostenible del sector primario” desde su creación, en 1997, en el que están integrados en la actualidad por 9 investigadores (3 profesores titulares, 1 profesor asociado, 1 becario de investigación, 1 profesor ayudante, 2 investigadores contratados y 1 becario). La actividad  del grupo se divide en: académica, con publicaciones y comunicaciones en congresos nacionales e internacionales, y de consultoría, mediante convenios de colaboración con instituciones públicas y privadas con atención preferente al sector primario y la industria agroalimentaria.

Es usted Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, ¿De dónde surge su interés por la pesca y la Acuicultura?

En 1998, la Dra. Elisa Polanco nos propuso colaborar en un proyecto financiado por la  Fundación Alfonso Martín Escudero sobre la situación de acuicultura en España. Elisa, debido a su amplio conocimiento de este sector, mantenía que el desarrollo de esta actividad debía tener en cuenta también los aspectos económicos y jurídicos además de los biológicos. Este planteamiento que ahora a muchos nos parece claro (desafortunadamente no a todos) en aquel momento supuso acercar a una serie de profesionales, como Santos Ruesga o Fernando Ledesma, y a algunos profesores de la Universidad de Cantabria a un mundo que nos resultaba desconocido. El excelente ambiente de trabajo del grupo, unido el apoyo de la Fundación, dio como resultado una sucesión de trabajos que nos permitió conocer primero y apasionarnos después con el estudio de la problemática económica de la acuicultura. Pero no fue hasta  2004, con motivo de la primera crisis del mercado de la dorada y lubina y el comienzo de la colaboración con la Secretaría General del Mar, cuando se transforma en una línea prioritaria de trabajo.

En los últimos años,  a raiz de la crisis de la dorada y la lubina, su departamento ha realizado diversos estudios sobre acuicultura. ¿Cree que la crisis que vivimos ahora afectará de igual modo a las empresas acuícolas?

Las empresas acuícolas se ven muy afectadas por la crisis por dos motivos, el primero genérico, dado que el carácter global de la crisis actual hace imposible que las empresas puedan evitar sus efectos generales: contracción del consumo, presión bajista en los precios, problemas de cobro y presión competitiva de la oferta internacional. Pero también se verán afectadas de una manera específica debido al origen financiero de la crisis que conduce a restricciones en la financiación situación que afecta de manera especial a las empresas de acuicultura por tres motivos: el elevado grado de endeudamiento, la importancia que tiene la financiación del activo corriente en esta actividad y la fragilidad de la estructura financiera de muchas empresas. El resultado, desafortunadamente, es que la crisis dejará sentir sus efectos de una manera muy importante en las empresas del sector.

Es su opinión ¿a qué se debe la situación actual de las empresas de cría de dorada y lubina en España?

La gestión de las empresas de cría de dorada y lubina, a pesar de lo que puede parecer desde fuera, es muy compleja. Su competitividad se ve afectada por factores ambientales, como la temperatura del agua o la salinidad, económicos, como la secuenciación del proceso de siembra y despesque, comerciales, con la fuerte competencia del mercado, y financieros, con un stock de productos terminados y semiterminados (los peces en proceso de engorde) que comen recursos cada día. El resultado es una actividad empresarial en la que los directivos han que enfrentarse a una gran cantidad de problemas, situación agudizada por la presión de la competencia internacional y una dimensión pequeña, con las limitaciones financieras y comerciales que ello entraña que, como es lógico, desemboca en muchos casos en pérdidas.

Creo que las empresas de acuicultura se deben enfrentar a la definición de su propia identidad. O es una empresa típica del sector primario que comercializa un  producto no diferenciado, de manera que el margen lo obtienen las empresas comercializadoras y trasformadoras (como siempre)n o es una industria agroalimentaria que consigue incorporar valor al producto. Está claro que, dependiendo de cual sea la respuesta, las necesidades de inversión y de gestión van a ser muy diferentes.

Como grupo de investigación en los aspectos económicos, nuestra aportación para las empresas cuya vocación sea únicamente productiva está encaminada a conseguir reducir costes para lo que trabajamos en un programa que sirva para determinar (momento y peso) la siembra y despesque óptimos, teniendo en cuenta las características de la empresa y su localización. En el caso de industrias agroalimentarias, creo que los aspectos económicos son de vital importancia tanto productivos, como financieros y comerciales.

Con respecto a los trabajos sobre la valoración por parte de los consumidores de esta actividad y sus productos, ¿hay alguna pauta o comportamiento que describa la actitud de los consumidores respecto a los productos acuícolas?

Los productos de la acuicultura son saludables, sostenibles y accesibles, es decir tienen muchos de los atributos más valorados por los consumidores circunstancia que se comprueba por el constante incremento del consumo de productos de este origen en el mundo. Sin embargo, las empresas no han sabido o no han podido aprovechar estas ventajas, debido a que, en principio, se comercializaron sus productos a la sombra de la pesca, lo que acaba generando incertidumbre sobre el origen en el consumidor y, una vez normalizado el proceso de cría, incrementando la oferta de un producto no diferenciado que únicamente puede competir en precio. El resultado, que se repite especie tras especie, es una demanda creciente que satisfacen empresas con beneficios decrecientes donde es difícil plantear alternativas viables económicamente.

¿Cómo valoran los consumidores los procesos y los productos acuícolas?
A pesar del volumen de la oferta de productos de origen acuícola, esta actividad es aún poco conocida y no siempre bien valorada por el consumidor, aun cuando muchos de ellos los consumen. En España consumimos mucho pescado, incluido el de origen acuícola, pero la concurrencia con la oferta tradicional  extractiva y el diferencial de precio hace que no exista mucho interés en explicar al consumidor el origen del pescado que consume. Es bien cierto que las iniciativas institucionales para explicar el origen y las normas de etiquetado para comunicarlo intentan que el consumidor valore e identifique la oferta de productos de acuicultura, pero aún queda un importante camino por andar antes de que el consumidor identifique, diferencie y valore adecuadamente (como hace con la oferta cárnica o el vino) los productos de acuicultura.

¿Cree que las empresas acuícolas incorporan estas actitudes del consumidor a sus procesos y productos, llegando a influenciar en la comercialización?

Se conoce el efecto positivo que tendría sobre los productos acuícolas su transformación para adecuarlo a las necesidades de los consumidores y la incorporación de sellos y marcas que permitan diferenciarlos y asociar a ellos valores como la sostenibilidad y los beneficios para la salud.

Sin embargo, lo importante choca con lo urgente que es la situación financiera, la competencia en el mercado y los bajos precios. El empresario se plantea, con razón, los riesgos derivados de afrontar las inversiones necesarias para desarrollar la oferta, el volumen de consumo del segmento del mercado que estaría dispuesto a pagar el sobreprecio de los nuevos productos y las posibilidades de su empresa para explotar y mantener la ventaja competitiva en la oferta de los nuevos productos.

La dimensión de las empresas, la situación económica y el efecto de las prácticas comerciales realizadas con anterioridad hacen que sea muy difícil para las empresas incorporar al producto los valores que consiguiesen que los consumidores incrementen el precio que están dispuestos a pagar por los productos de origen acuícola y, por tanto, se observa que aun con un fuerte apoyo institucional resulta muy complejo llevar a cabo este proceso.

También ha dirigido un estudio de mercado sobre el filete de dorada en España, analizando la influencia del precio y del lugar de venta sobre la demanda. A grandes rasgos, ¿qué resultados se obtuvieron?

El resultado puede ser un ejemplo de lo comentado en la pregunta anterior. El producto fue muy bien valorado por los consumidores (resulta anecdótico y clarificador del interés de los consumidores por el producto que recibiésemos en la Universidad peticiones de nuevos pedidos durante varios meses después de la finalización del experimento) siembre que el precio no superase los 11 €/kg y el peso unitario del filete sobrepasara los 120 gramos. El problema es que, teniendo en cuenta la pérdida que sufre la dorada al filetearla, el tamaño que ha de tener para obtener filetes de dicho peso (superior a 550 g/unidad) y el margen del comercializador, el margen del productor estaría por debajo del que obtiene comercializando la especie entera en tamaños estándar.

En que margen podrían competir los filetes de dorada o de lubina?, ¿Cree que podrían hacerle frente a los filetes de panga, perca, etc?

Para que sea viable económicamente el filete de dorada se debe vender por encima de los 14 €/kg y a ese precio en el mercado español sería muy difícil comercializarlo debido a la competencia de productos sustitutivos de origen extractivo y a la diferencia de precio con otras especies fileteadas.

Respondiendo a la segunda cuestión, la calidad y la valoración de la especie en nuestro mercado es muy superior pero la competencia es muy fuerte, sobre todo si no se logra trasladar al consumidor los valores del producto. Volvemos a la misma cuestión, no consiste solo en filetear y comercializar sino que hay que invertir para lograr que el producto sea valorado, demandado y mantener un suministro estable chocando nuevamente con las restricciones de escala y capacidad financiera de las empresas para abordar este proceso.

Sus estudios sugieren que un óptimo empleo de las marcas diferenciadoras, implicaría un aumento en la comercialización del filete de dorada de manera que un precio alto del producto mejora los indicadores de compra y la valoración del producto. ¿Es esto generalizable a cualquier producto acuícola?

La diferenciación del producto permite comercializarlo a un precio más alto y fidelizar al cliente que lo puede elegir al diferenciarlo del resto de los competidores. Esto es así no solo en la industria agroalimentaria sino en todos los productos como lo demuestran todas las grandes marcas dejando para el resto (productos no diferenciados) la competencia en precios.

El problema es que en el sector primario, normalmente, no son los productores los que logran dicha diferenciación sino los comercializadores o los transformadores. La acuicultura, aun desarrollándose más tarde que la agricultura, ganadería o la pesca, no ha podido superar sus limitaciones encontrando problemas muy parecidos.

Es muy posible que las empresas que logren diferenciar los productos acuícolas sean industrias agroalimentarias de transformación, manteniéndose en la producción problemas similares a los que sufren el resto de actividades primarias.

Volviendo al estudio de mercado de la dorada y la lubina, en el contexto tanto de España como de la Unión Europea. ¿Qué diferencias relevantes ve usted entre el mercado español y el europeo?

En lo que se refiere al consumo, los países mediterráneos, y en especial España, son grandes consumidores de estas especies y creo que, a largo plazo, el consumo seguirá creciendo, mientras que en el resto de países el consumo crecerá mediante la comercialización de transformados.

Con respecto a la producción, las restricciones medioambientales y competitivas de los países desarrollados, si no se emprenden las reformas que permitan alcanzar escalas de producción adecuadas, limitarán el desarrollo de esta actividad potenciando la entrada de otros países.

En los últimos años ha centrado usted sus publicaciones en la Responsabilidad Social Corporativa. ¿Podrían incorporarse a los procesos de comercialización acuícola?

La competitividad de los productos de los países desarrollados se fundamenta en la capacidad que tengan para incorporar valores que sean apreciados por los consumidores destacando sobre todos el de la sostenibilidad. La empresa además de producir y ofertar un producto debe contribuir al desarrollo de la sociedad mediante una gestión responsable con los clientes, trabajadores, proveedores y medio ambiente.

La fuerza de esta convicción nos ha llevado de incluir el objetivo de sostenibilidad en el nombre del grupo, a crear un premio para concienciar al lo a los jóvenes de la universidad de Cantabria sobre la importancia de la sostenibilidad en el desarrollo económico y a convertir la línea de trabajo de la responsabilidad social de la empresa en una de las prioritarias del grupo de investigación.

La acuicultura es una forma sostenible de ofrecer alimentos, siendo de especial importancia para su crecimiento una gestión responsable tanto en lo que se refiere a la calidad y salubridad de los productos como a la gestión social y medioambiental. De forma que, a medio plazo, estoy seguro que será un concepto central en el desarrollo de la acuicultura, aunque hoy bajo la presión de los problemas urgentes parezca un debate utópico.

Ha seguido en  los últimos años los pasos del Observatorio Español de Acuicultura y más recientemente desde su constitución como Fundación?

He seguido con mucho interés el observatorio y me parece una buena idea que está capitalizando el esfuerzo pionero de Juan Espinosa y ahora creo que se encuentra en la mejor situación para poder hacer aportaciones muy importantes al desarrollo de la acuicultura en España.

¿Cómo cree que podría contribuir la Fundación al acercamiento de la acuicultura a la sociedad y que papel pueden y debe jugar los medios de comunicación?

Uno de los principales problemas de la acuicultura está asociado al desconocimiento que tienen los consumidores, e incluso los agentes sociales, de la importancia estratégica de la acuicultura para el abastecimiento de un mercado de productos pesqueros como el español, de forma que la labor del Observatorio está en la línea de trabajo que creo que puede ser mas fructífera para la acuicultura en España.

Una reivindicación histórica de los sectores productivos y en concreto del acuícola, es la distancia existente entre la comunidad científica y los problemas diarios de las empresas. ¿Cree que se están dando los pasos necesarios para promover un acercamiento entre ambos? Y ¿Qué iniciativas innovadoras podrían implementarse para acercar los resultados de los proyectos de investigación a las empresas del sector?

La acuicultura tiene su origen en la actividad científica de los biólogos que han de conseguir la reproducción y cría de una especie en condiciones controladas  por el hombre. Una vez conseguida esa viabilidad biológica, empieza una nueva etapa donde el objetivo es la viabilidad económica en la que han de participar los biólogos, mejorando la productividad y la eficacia del proceso de cría, y la economía que ha de conseguir que esta actividad sea competitiva y permita crear valor.

Es en esta segunda etapa en la que se produce un mayor desajuste, sobre todo cuando el objetivo de los científicos del área de biología se asocia a la difusión de los resultados mientras que el objetivo de las empresas está en la obtención de ventajas competitivas. Se puede dar la circunstancia de una actividad investigadora brillante en una actividad empresarial en crisis. Creo que es el momento de definir las prioridades de los recursos que se destinan a la investigación y la forma en que deben utilizarse los resultados, siguiendo la línea marcada por otras actividades biotecnológicas.

En qué medida están los proyectos de investigación que se desarrollan en nuestros días, enfocados a las problemáticas empresariales?

Las empresas ceo que tienen problemas urgentes y la dimensión del sector limita los recursos de manera que les resulta difícil prestar recursos a la investigación dados los importantes problemas económicos que atraviesan y la dimensión de las instituciones de investigación en áreas de biología requiere una cantidad importante de recursos. El resultado es que, aun coincidiendo todos en que el desarrollo sostenible de la acuicultura requiere una investigación y trabajo en el área económica, resulta difícil desplazar los recursos necesarios para realizarla.

Ya para finalizar, su Departamento desarrolló, el año pasado, un Sistema de Seguimiento de los Mercados Europeos, en el marco del Plan de Acción Internacional, cuáles erán los objetivos y que acogida tuvo por parte de las empresas?

La idea es muy clara, tener información periódica de la oferta de productos de acuicultura en los mercados de la UE. Esta información es de utilidad para posicionarse en los mercados y evaluar las posibilidades competitivas de las empresas. Ahora, o en un futuro, estoy convencido que será una herramienta de utilidad aunque es posible que, a corto plazo, sea de mayor interés para los productos hortofrutícolas que para las empresas de acuicultura.

Mantienen algún tipo de colaboración con iberoamérica relacionada con la acuicultura? ¿Cómo podría mejorarse esta colaboración?

La Cátedra de Colaboración con América Latina de la Universidad de Cantabria  supone una oportunidad de colaboración para evaluar y conocer las posibilidades que ofrece ese área geográfica y los medios de cooperación para el desarrollo del sector acuícola de España. La colaboración entre el grupo de investigación y la cátedra tiene continuidad de manera que estamos preparados para responder a los requerimientos de instituciones y empresas en este sentido.
Ladislao
Luna
Sotorrío
Titulacion: 
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1983. Doctor por dicha universidad en 1993.
Profesión: 
Es profesor titular de organización en la Universidad de Cantabria desde 1995.
Miscelánea: 

Su actividad se reparte entre la docencia impartida en la Licenciatura de Administración de Empresas y en 6 Máster entre los que destaca la dirección del módulo de control de gestión en el máster de Banca y Mercados Financieros de la Universidad de Cantabria y el Banco Santander en Santander, México y Marruecos. Resultado de Su labor de investigación son 49 publicaciones (28 libros, 13 artículos nacionales y 8 internacionales) y 37 comunicaciones a congresos (15 internacionales y 22 nacionales) dirigiendo desde su creación el grupo de investigación “Gestión Económica para el Desarrollo Sostenible del Sector Primario”  de la Universidad de Cantabria.