Ojeda González-Posada, Javier

Jueves, 23 Febrero, 2012

Javier Ojeda ejerce desde el 2003 como gerente de una de las asociaciones más importantes del sector acuícola español, la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos de España (APROMAR). Apuesta por aunar esfuerzos en la situación actual con el fin de romper las barreras que frenan el crecimiento de la acuicultura en España.  Entre las prioridades, destaca la necesidad de reformar la Ley de Costas, agilizar los trámites administrativos, combatir la competencia desleal en Europa y desarrollar planes estratégicos plurianuales. Pero, pese a la coyuntura económica, confía en el potencial de la acuicultura española. 

¿Podría avanzar los datos del informe “La Acuicultura Marina de Peces en España” que APROMAR publicará en 2012?

En APROMAR cada año dedicamos un esfuerzo importante a elaborar este informe. Pensamos que es una herramienta clave para el avance del sector y nos esmeramos por hacer cada año mejor, si cabe, este documento. Todavía no disponemos de datos finales de 2011, pero sí que tenemos una impresión general del año y la situación es muy similar a la del año anterior: Hemos embarrancado en un punto de estancamiento que debemos superar. Hay que tener en cuenta que en otros países del mundo la acuicultura sigue creciendo a un ritmo imparable, entre el 7 y el 8% de incremento del volumen de producción anual, pero desgraciadamente en España no es así por diversos motivos. Ciertamente, es difícil hablar por todos los productores de una forma general, pero, siendo un sector que produce un alimento de calidad a un precio razonable, no  debería seguir sufriendo tan gravemente los embates de la crisis. 

¿Por qué motivo en España el ritmo de crecimiento de la acuicultura se ha desacelerado en comparación a otros países? 

Es un tema complejo. Tenemos trabas que son propiamente nuestras y compartimos otras con la Unión Europea. En España, ante el cambio de gobierno que se ha producido, tenemos que volver a explicar a muchas personas la situación. Por este motivo, desde APROMAR hemos elaborado un decálogo de puntos clave que describe de forma sumaria cómo están obstaculizando el desarrollo de un sector que, sin embargo, podría ir bien. Me gustaría comentar en concreto cuatro puntos. El primero es la Ley de Costas, que ha sido históricamente muy restrictiva para con la acuicultura en España.  Tengamos en cuenta que la acuicultura marina se realiza principalmente en el dominio público marítimo-terrestre y la Ley de Costas es la que marca las reglas para la ocupación de este espacio. Necesitamos una reforma de la Ley de Costas que considere las particularidades de la acuicultura, no sólo para superar problemas arrastrados del pasado sino sobre todo para plantear una estrategia de ordenación de la acuicultura en la costa que nos proyecte hacia el futuro. 

¿Qué otras prioridades manifiesta APROMAR en el decálogo presentado al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente?

Otra cuestión es la excesiva tasa de puertos que se impone por el uso del espacio portuario. En algunos puertos dependientes de comunidades autónomas se está empezando a considerar y fiscalizar a la acuicultura como si fuera pesca, que no lo es, y se está obligando al pago de una tasa que no se corresponde con los servicios recibidos por las empresas de acuicultura en los puertos. El tipo de esa tasa ha pasado del 0,75% al  2% del valor del pescado. 

También hay otras cuestiones desincentivadoras, como son las trabas administrativas en general y la lentitud del funcionamiento de la administración en España. Es obviamente un freno para la acuicultura el hecho de tener que esperar hasta cuatro o cinco años para la obtención de una autorización, haya o no ventanilla única. Es necesario que la  administración pública trabaje de una forma más ágil y coordinada. Es paradójico que en una situación como la actual, donde la inversión productiva es lo que más necesita el país haya empresarios con voluntad de inversión que no puedan poner en marcha su ilusión, su proyecto, su negocio y fuente de creación de empleo, por las trabas administrativas. Pero confiamos en que se vaya resolviendo. 

En este decálogo también ponemos de manifiesto que no existe igualdad de oportunidades para todos los empresarios que comercializan sus productos en el mercado de la Unión Europea. Es decir, existen unas normas muy estrictas de trabajo para los productores que desarrollan su actividad dentro de la Unión Europea. Sin embargo, las exigencias son muy laxas cuando lo que se hace es producir en países terceros y después vender en el mercado de la Unión Europea. Esto establece una injusta falta de reciprocidad y competencia desleal, no sólo en lo referente a la protección social de los trabajadores o al respeto al medio ambiente sino también a la seguridad e ingredientes en los piensos, el bienestar animal y, en definitiva, una serie de cuestiones que afectan a los costes de producción y que minan la competitividad de las empresas españolas.

¿Confía en que la nueva reforma de la Política Pesquera Común pueda combatir esta desigualdad de oportunidades que denuncia APROMAR?

Podría ser un primer paso. Sin embargo, muchos de los problemas o las trabas a las que se enfrenta la acuicultura provienen de otras administraciones públicas diferentes. La nueva Política Pesquera Común contribuye a una mejor gobernanza de la acuicultura a nivel europeo pero no es suficiente. Además, en las empresas de acuicultura marcan más las normas estatales y, todavía más, las de las comunidades autónomas y locales. En  la gobernanza hay que alinear administraciones y generalmente esto se consigue a través de planes estratégicos. Pero la orientación de la reforma de la PPC no es mal comienzo. Pensamos que la nueva PPC podrá ser un paso adelante respecto a la anterior política pesquera común. Al contrario que la reforma de la Organización Común de Mercados, cuyo borrador presentado por la Comisión Europea esperamos que sea suficientemente enmendado porque no incluye suficientes aportaciones positivas para la acuicultura. 

La estrategia europea se basa en potenciar el desarrollo sostenible de la acuicultura. ¿Qué avances se han producido en el sector en este ámbito y qué queda por hacer ?

Me gustaría retrotraerme algunos años atrás y recordar el primer documento importante y bien hecho para la acuicultura europea: la revisión de la estrategia para el desarrollo sostenible de la acuicultura europea de 2009. Desde el sector productivo contribuimos a su enfoque y realmente la nueva Política Pesquera Común, el nuevo fondo estructural que surja y la Organización Común de Mercados extraen muchos de los principios básicos establecidos en esa estrategia. El principal cambio fue dar la relevancia que se merece a la competitividad empresarial del sector. Anteriormente, se insistía casi exclusivamente sobre el respeto al medioambiente de la acuicultura, que es muy necesario pero que consideramos suficientemente alcanzado. Podemos estar muy orgullosos del comportamiento medioambiental de la actividad en España y la UE. Sin embargo, la acuicultura europea no despegaba. Hay que tener en cuenta que la sostenibilidad tiene tres pilares: no sólo el medioambiental, sino también uno social y otro económico. En el medioambiental debemos perseverar pero ya tenemos unas cotas muy elevadas. En cuanto al pilar social, es sólido por el hecho de estar en la UE aunque necesitamos mayor comunicación. Sin embargo, el económico ha ido fallando. Es ahora cuando por primera vez la palabra competitividad aparece de forma destacada en los títulos y textos de las normas europeas. Para nosotros ha sido un paso adelante importante y esperamos que sirva para hacer reflexionar, no sólo a nivel europeo sino también nacional. Hoy ya estamos escuchando la necesidad de que el medioambiente, además de potenciar su conservación, debe coadyuvar en el desarrollo económico y social de las regiones. Esto se escuchaba en 2008.

La nueva PPC obliga a desarrollar planes estratégicos plurianuales. ¿Considera que es una prioridad? 

Sí, es importante porque somos un sector de ciclos de producción largos, pueden pasar al menos siete años desde que se construye una granja hasta que se realiza un ciclo de producción y inicia la venta del pescado. Además, son inversiones muy costosas, por lo que para tener un retorno neto hay que esperar muchos años más. Por lo tanto, el sector necesita una seguridad jurídica en el entorno normativo que le ofrezca garantías de poder seguir operando en las mismas condiciones dentro de varios lustros. Para eso hacen falta planteamientos estratégicos. Por eso, APROMAR desde el 2000 insistimos en la necesidad de contar en España con un plan estratégico claro, realista y ambicioso a la vez, aunque no lo hemos conseguido todavía. Afortunadamente, la nueva PPC va a obligar a los estados miembros a presentar a la Comisión Europea planes estratégicos plurianuales como condición sine qua non para poder recibir cualquier ayuda del fondo estructural. En España tenemos una situación administrativa especial, por lo que cada comunidad autónoma deberá elaborar su propio plan. Tenemos que decidir hasta dónde podemos ir con la acuicultura, la meta y cómo alcanzarla. 

En relación al consumo, algunos estudios muestran que los productos acuícolas no transmiten la misma confianza al consumidor que los de pesca extractiva. ¿Qué estrategias plantean para mejorar la imagen de la acuicultura?

Los estudios también indican que la mitad de los consumidores no prefieren los productos de acuicultura pero al final los compran. Realmente no tiene tanta importancia, me refiero a que hoy ya la mitad del pescado que se consume en el mundo proviene de granjas. Hace 30 años no era ni el 10% y dentro de veinte años será del 60 ó 70%. Es una cuestión de tiempo. Ciertamente, tenemos que esforzarnos en trabajar nuestra imagen, pero podemos estar muy orgullosos de nuestro pescado porque la forma de trabajar en acuicultura es respetuosa con el medioambiente y el producto que ponemos a disposición de los consumidores tiene un sobresaliente en seguridad alimentaria. Tenemos que seguir ofreciendo un buen producto, sano y saludable a buen precio y, con eso, tenemos un buen futuro asegurado. 

¿Cuál es el potencial de la acuicultura en España?

La acuicultura tiene un extraordinario futuro en España. Pero no es así para toda Europa. La acuicultura sólo progresa a en aquellos lugares en los que se apuesta por ella. Y en Europa cada vez quedan menos países en los que haya potencial todavía para la acuicultura. Algunos van perdiendo poco a poco este tren, como Francia e Italia en acuicultura de peces. En cambio, Grecia, Turquía y España aún tienen potencial. Hay pocas actividades en las que España pueda seguir manteniendo en el futuro una ventaja competitiva sobre otros y una de ellas es la acuicultura. Tenemos grandes expectativas pero hay que apostar entre todos por ello. Por lo tanto, tenemos que aprovechar esta oportunidad porque no hay muchas más. 

¿El sector apuesta por incorporar sistemas de certificación?

La certificación es una necesidad en muchos aspectos del mundo de hoy, pero existen muchos tipos de certificaciones.  Es interesante señalar que cuando inicialmente parecían que iban a dar ventajas a las empresas y al final se han convertido no tanto en una ventaja como en una necesidad para no quedarse fuera del mercado, pero es cierto que han ayudado a mejorar la forma de trabajar de las empresas. Es el caso de las certificaciones business to business, no dirigidas al consumidor final. Donde existe aun mucha confusión es sobre las eco-etiquetas, que deben aun adaptarse mejor a la acuicultura, y que son diferentes de la producción biológica o ecológica, que tiene unos criterios mejor definidos.

¿Se está introduciendo estas eco-etiquetas en el sector?

Sí, aunque es donde hay mayores dificultades y las empresas nos sentimos un poco desorientadas. Las eco-etiquetas derivan en muchas ocasiones hacia ser un mero negocio por parte de empresas certificadoras y acreditadoras que intentan forzar el mercado a su favor.  
Desde APROMAR  estamos pidiendo a la Unión Europea que la eco-etiqueta europea -representada por una flor- pueda ser aplicada también sobre los productos de la acuicultura. 

¿Cómo cree que pueden posicionarse en el mercado las nuevas especies de cultivo?

El tema de las nuevas especies es delicado porque es difícil evaluar cuáles pueden tener futuro. Al final es una apuesta, pero depende de quién cubre los costes de la investigación. Hay una serie de criterios básicos, como que sea una especie algo conocida, que tenga un precio elevado, un buen aprovechamiento del filete, crecimiento rápido, que aproveche bien el alimento y tenga un buen comportamiento gregario, es decir, que se puedan criar juntos muchos animales. El mercado de los productos acuáticos es muy amplio y global y se van abriendo constantemente nuevos huecos y oportunidades. Ahora somos 7.000 millones de habitantes en el mundo y en el 2050 habrá 9.000 millones, por lo que  producción de alimento va a volver a ser una cuestión de primera necesidad y prioridad de los gobiernos. Habrá enormes oportunidades de negocio. Aunque no sabemos qué especies de pescado serán las más apropiadas desde el punto de vista de la investigación y desarrollo tecnológico, tenemos que estar probando las nuevas especies que consideramos más adecuadas. Por lo tanto, va a haber muchas oportunidades pero solo para los valientes que sepan hacerlo. 

¿Cómo se presenta el 2012 y en qué medida puede afectar la crisis griega a la acuicultura?

Grecia nos afecta a los acuicultores de España porque es el principal país productor de peces de acuicultura marina en el Mediterráneo y ha liderado muchos frentes en el sector de durante muchos años. Ciertamente, nunca nos ha agradado la forma de funcionar del sector griego ni la de su administración porque han causado enormes perjuicios al resto de productores europeos y, en particular a los españoles. Pero hoy en día su situación es muy difícil. En Grecia el sector consiste en grandes empresas que cotizan en bolsa y que están muy endeudadas con los bancos. Es una tragedia y no sabemos cómo va afectarnos exactamente, pero lo notaremos. El sector de la acuicultura somos en cierta medida una unidad y si a uno le va mal, no quiere decir que al otro le vaya a ir bien. El caos nunca es bueno, por lo que miramos a lo que sucede en Grecia con preocupación. 

En el caso de España hay voluntad de inversión, estamos comenzando a aprovechar nuevas especies, la investigación avanza y las administraciones parecen más receptivas   por lo que quiero trasladar un mensaje de moderado optimismo.  Creo que a la acuicultura en España nos va a ir bien.

Para ver la entrevista en vídeo pulse aquí

Javier Ojeda González-Posada
Titulacion: 
Licenciado en Ciencias Biológicas y Máster en Oceanografía
Profesión: 
Gerente de la Asociación Empresarial de productores de Cultivos Marinos de España (APROMAR)
Miscelánea: 

Javier Ojeda ha trabajado durante 14 años en empresas de producción de acuicultura marina de peces en España, Estados Unidos e Irlanda. Desde 2003 desempeña su labor como gerente de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos de España (APROMAR). En l actualidad desarrolla su trabajo ante la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y los organismos sindicales e instituciones nacionales y de la Unión Europea. Destaca especialmente su trabajo ante la Comisión Europea en el Comité Consultivo de Pesca y Acuicultura, ante el Parlamento Europeo, la FAO y la Federación Europea de Productores de Acuicultura (FEAP)