ACUICULTURA - ESPAÑA: Dos empresas instalarán bateas para el cultivo del mejillón en Fuengirola

Domingo, 15 Marzo, 2009

La tramitación para la puesta en marcha de estas bateas es larga, ya que se necesita el visto bueno de diferentes organismos e instituciones públicas, tales como Capitanía Marítima, Cofradía de Pescadores y Consejería de Turismo, entre otros. Una vez se disponga de estos informes favorables, el proyecto debe superar dos últimos obstáculos: la declaración de impacto ambiental a manos de la Consejería de Medio Ambiente, así como la consiguiente adscripción de las aguas por parte de la Dirección General de Costas. Una extensa labor burocrática que no permitirá hacer realidad ambos proyectos antes de 2010, según calculan en la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.

Aunque las dos iniciativas de Fuengirola están ligadas, lo cierto es que la presentada por Pescados y Mariscos Axarquía se encuentra algo más avanzada que la de Pesquera Nueva Andalucía, ya que ha superado el periodo de información pública y queda pendiente del estudio de impacto ambiental.

Polígonos y parcelas

Además de Fuengirola, en la provincia hay otras tres zonas idóneas para la cría del mejillón: Estepona, Caleta de Vélez y las aguas de Benalmádena y Torremolinos. Agricultura y Pesca tiene prevista la creación de polígonos en estos puntos, cada uno de los cuales estará dividido en dos parcelas, que son adjudicadas a las empresas interesadas. En el caso de las plantas proyectadas en Los Boliches, se contempla la instalación de 15 bateas por parcela, si bien en un futuro se ampliará hasta la veintena.

La batea es el método de engorde más utilizado

Los mejillones son moluscos filtradores que se alimentan de fitoplancton marino y que viven formando comunidades más o menos numerosas en la zona de mareas o por debajo de ésta, aunque siempre a poca profundidad. Para su cultivo se utilizan principalmente dos sistemas de engorde: batea y 'long-line'. El primero de ellos es el más habitual y consiste en una balsa flotante con unos cilindros metálicos sobre los que se instala una plataforma formada por vigas de madera de eucalipto y flotadores para que no se hunda, de la que penden unas cuerdas de entre 12 y 19 metros que sirven para sujetar el mejillón. En el segundo método, el 'long-line', las cuerdas para la cría están unidas a un cable submarino que, a su vez, está sujeto a unos bloques de hormigón.

En ambos casos, el cultivo comienza con la colocación de pequeños mejillones (hasta dos centímetros) a los que se les llama 'semilla', que precisan entre nueve meses y un año para alcanzar su etapa de madurez y comercialización. Recientemente se ha limitado a 500 el número de cuerdas por balsa para evitar la saturación de las zonas de cultivo y favorecer un mejor crecimiento.