De momento, el proyecto incluido en los planes nacionales de acuicultura se prorroga un año más y, además, a la investigación sobre técnicas para acelerar el engorde se añade una repoblación en aguas próximas a Tapia de Casariego para comprobar el comportamiento de juveniles criados en los laboratorios de Castropol en el medio natural.
La idea no es nueva, ya que se incluyó hace tres años en el contexto de los planes nacionales de acuicultura, pero evoluciona y se complementa con distintas iniciativas. En principio, el objetivo era buscar técnicas para acelerar el crecimiento de los oricios, ya que se estima que en el medio natural tardan entre 3,5 y 4 años en alcanzar los 55 milímetros de diámetro que es la talla para que puedan ser pescados y comercializados.
Según explicó a EL COMERCIO José Carrasco, responsable de acuicultura del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón, los resultados son mejores, hasta el momento, con una alimentación a base de algas naturales, especialmente de la especie ulva, que con una dieta preparada que incluya aglomerantes.
Variables
Aunque los resultados en cuanto a acelerar el crecimiento mediante una dieta adecuada no son espectaculares, Carrasco piensa que el uso de otras variables inherentes a la cautividad, como la temperatura del agua, pueden alterar factores de importancia para la explotación comercial, como prorrogar la época de sazón o evitar que sólo en una pequeña parte del año tengan gónadas.
El estudio sobre las posibilidades de explotación de los oricios en Asturias incluye una evaluación de las poblaciones existentes en las aguas interiores del Principado. En 2006 se realizó la evaluación de la mitad occidental del litoral asturiano y ya se descubrió que de Gijón al Eo se redujo en un 42% la superficie poblada por oricios respecto al anterior estudio, que data de 1991. La biomasa se redujo incluso más, un 43,5%, si bien los resultados no fueron los mismos en todas las áreas. Así, De Candás a Cudillero apenas hubo variación, mientras que de Cudillero a Tapia se apreció una merma significativa. No es raro, ya que en esa zona es donde existe más tradición de pesca deportiva y donde las poblaciones se sitúan en zona intermareal, es decir, donde quedan al descubierto en bajamar. Cabe recordar que la pesca de oricios sólo está permitida en Asturias en pedreros donde no hace falta bucear para capturarlos, cosa que no sucede, por ejemplo, en Galicia.
Esa circunstancia propicia que prácticamente todas las capturas de oricios en aguas interiores del Principado sean efectuadas por pescadores deportivos y que el abastecimiento a los mercados llegue de Galicia.
El pasado año, la evaluación de recursos correspondió a la mitad oriental de la región y, según informó José Carrasco, no se han apreciado variaciones considerables en lo que se refiere a bancos explotables respecto a 1991.
Repoblación
Para realizar el estudio sobre la posibilidad de acelerar el desarrollo de los oricios, los técnicos del Centro de Experimentación Pesquera partieron de la puesta inducida de un ejemplar adulto y consiguieron unos 4.000 juveniles que, en los laboratorios que tiene el Principado en Castropol, alcanzan actualmente una medida de entre 10 y 20 milímetros de diámetro.
Una parte de esos ejemplares, dos grupos de 600 unidades cada uno, aproximadamente, fueron marcados y echados a la mar el pasado junio, en lo que es la primera repoblación de oricios que los técnicos recuerdan en el Principado, para conocer su comportamiento en el medio natural. Para marcar los oricios, los científicos introducen dentro de cada ejemplar un fino alambre de entre dos y tres milímetros de longitud. Cualquier otro distintivo en las púas, por ejemplo, podría desaparecer, mientras que el hilo metálico puede ser detectado mediante una máquina especial sin necesidad de abrir el casco.
La diferencia entre los dos grupos de 600 ejemplares cada uno consiste en que una parte fue alojada en un banco de oricios ya existente, de forma que se podrá comprobar si los adultos protegen a los juveniles criados en laboratorio y si su desarrollo es distinto al de ejemplares depositados lejos de otros oricios, que pueden formar una colonia o desplazarse. La zona elegida por la Dirección General de Pesca para desarrollar el experimento se encuentra cerca de Tapia de Casariego, en los islotes Pantorgas y a una profundidad de entre tres y cuatro metros, de forma que no son accesibles para la pesca.
El objetivo de los técnicos del Principado, según Carrasco, es comprobar, en torno al mes de setiembre, si una parte importante de la repoblación efectuada se asentó o hubo un desplazamiento destacable. Mientras tanto, la investigación continúa en Castropol para acelerar el crecimiento de los demás juveniles obtenidos.