La acuicultura es la alternativa de futuro para atender el consumo creciente de proteínas del mundo desarrollado, según aseguran investigadores de la Universidad de Murcia que trabajan en un proyecto que tiene como objetivo prioritario mejorar la producción de la acuicultura mediterránea.
En este grupo se encuentran María Ángeles Esteban Abad, vicerrectora de relaciones Internacionales y Comunicación de esta institución; José Meseguer, decano electo de la Facultad de Biología, y Victoriano Mulero.
Estos investigadores del Departamento de Biología Celular e Histología están de acuerdo, según declararon en una entrevista en que el pescado de piscifactoría cuenta, además, con las mejores garantías de seguridad alimentaria, a lo que se suma la frescura del producto, que sólo se saca de la instalación cuando está vendido.
La especie objeto de estudio a la que han dedicado mas atención ha sido la dorada, aunque también han analizado aspectos de los mecanismos de defensa, y de reproducción de la lubina y la lecha, según informó Meseguer.
La acuicultura se está viendo beneficiada por los recientes avances en biotecnología y biología celular, que pueden aplicarse a la diagnosis de enfermedades, el diseño de nuevas vacunas y de sustancias “inmunoestimulantes”, así como a la mejora de las estrategias reproductivas, según estos investigadores.
Entre estos “inmunoestimulantes” se encuentran los probióticos, que son unos microorganismos que se utilizan para la fermentación de lácticos y derivados, y que se introducen en la dieta del pescado para mejorar el rendimiento de su sistema inmunitario y reducir el estrés que sufren los ejemplares durante el cultivo intensivo, según Abad.
Mulero trabaja en el desarrollo de vacunas que sean efectivas por vía oral y que, por tanto, se pueden facilitar con la dieta alimenticia, método demandado por la industria de la acuicultura para evitar la manipulación de los peces.
Además, el uso de los “inmunoestimulantes” y de las vacunas debe mejorar las tasas de crecimiento y de reproducción de enfermedades de las especies cultivadas, a la vez que intenta proteger los ejemplares antes de que se pongan realmente enfermos, según la investigadora Alfonsa García.
Este grupo de investigación está interesado en el conocimiento del proceso de diferenciación sexual teniendo en cuenta que la dorada es una especie hermafrodita que actúa como macho durante los dos primeros años de vida y que se convierte en hembra en el tercer año, si bien algunos ejemplares continúan siendo machos toda su vida, según García.
Uno de los problemas que está surgiendo en la acuicultura actual, tanto para los peces de agua dulce como para los de agua salada, e incluso en los invertebrados acuáticos, tan importantes en el mantenimiento de los sistemas acuáticos, según García, es la presencia de contaminantes medioambientales como plaguicidas y derivados del petróleo, que pueden tener efectos estrogénicos adversos en los peces. La científica subrayó que uno de los compuestos con tales efectos es el etinilestradiol, que es el que hay en la píldora anticonceptiva, y que cuando va al agua del mar no es eliminado en las plantas de depuración de aguas residuales. Al respecto, Meseguer indicó que un exceso de esta sustancia en las aguas puede provocar que el cambio de sexo que las doradas hacen de forma natural se provoque y se haga de forma descompensada.