Martes, 10 Noviembre, 2009
La acuicultura es una práctica milenaria. Las civilizaciones del continente asiático fueron las primeras en introducir la cría de peces en cautividad para el consumo humano, una industria que se expandió rápidamente tras el final de la Segunda Guerra Mundial, a mediados del pasado siglo XX, ante la necesidad de alimentar a una población mundial en imparable expansión.
Sin embargo, las técnicas que se emplean desde entonces y aún hoy en día para la cría de peces y moluscos no se caracterizan especialmente por su sostenibilidad ambiental, ya que en la mayoría de los casos se recurre a piensos animales o fabricados a partir de otros peces que se extraen de los mares y océanos. El desgaste de los caladeros y la creciente contaminación de las aguas marítimas está obligando a los productores de peces en cautividad a apostar cada vez más por instalaciones sostenibles -medioambientalmente hablando-, capaces de autoabastecerse y mantener un ciclo de vida similar al que existe en el medio natural marino.
«Si se consiguen piscifactorías en las que es posible criar, por ejemplo, lubinas o doradas, que se pueden alimentar de microorganismos que crecen en el agua a partir de plantas u otras especies animales, estaríamos ante de un modelo de producción mucho más sostenible y respetuoso con el medio ambiente», argumentó ayer Alejandro Beltrán, biólogo del Aula del Mar y participante en las II Jornadas de Acuicultura Sostenible.
«La innovación y la apuesta por sistemas cada vez más sostenibles es el futuro del sector», argumentó Juan Antonio López, biólogo del Aula del Mar y gran impulsor de este ciclo de conferencias en el que colaboran diversas instituciones y organismos públicos, como el Ayuntamiento torroxeño, la Diputación Provincial, la Junta de Andalucía, el Ministerio de Medio Ambiente o la Obra Social de Unicaja.
De momento, las explotaciones acuícolas sostenibles son escasas en el panorama internacional, liderado en su mayoría por los países asiáticos. China, con más de 41 millones de toneladas anuales, es el mayor productor mundial, seguida de India, Indonesia, Filipinas, Vietnam, República de Corea, Tailandia, Japón, Bangladesh y Chile. España ocupa el puesto número 18 en el ránking mundial, con un total de 281.266 toneladas.
«La acuicultura puede ser una fuente de riqueza muy grande en los países pobres y en vías de desarrollo, ya que es un complemento ideal en sociedades que viven de la agricultura», opinó Alejandro Beltrán, quien destacó la apuesta de las diferentes administraciones públicas por este tipo de proyectos. «En plena crisis, hay que intentar diversificar la actividad económica», argumentó el concejal de Desarrollo de Torrox, José Pérez.
Como ejemplo, en la localidad axárquica se ha puesto en marcha, desde hace dos años, un plan piloto para la cría de pez tilapia en las albercas y campos de cultivo de la zona, con la implicación de los agricultores locales.