Viernes, 29 Enero, 2010
Dado que el ganado de abasto está sujeto a límites biológicos y ecológicos, un mayor porcentaje de la ingesta de proteínas tendrá que provenir de un nuevo territorio recientemente explotado: las piscifactorías marinas. Es lo que ciertas voces optimistas de la seguridad alimentaria denominan la "revolución azul". Por su propia naturaleza, los peces son eficaces transformadores de sus alimentos, porque al tratarse de animales de sangre fría, queman menos calorías para mantener su metabolismo que las especies terrestres, de manera que pueden dedicar muchas más a crecer y engordar. Mucho más que cualquier otro animal terrestre, los peces son fáciles de críar de manera industrializada. Además, pueden ser criados a gran escala y responden muy bien a la selección y mejora de razas. Y la diversidad de los peces y otras especies marinas es mucho mayor que la del ganado convencional y terrestre.
La industria cárnica, basada en este último, se ha cimentado en torno a un pequeño número de especies, mientras que la acuicultura comercial incluye aproximadamente 440 especies distintas de peces, moluscos, crustáceos y otras clases, en gran medida porque estos animales son sencillos de criar en cautividad. La mayoría de las especies comerciales empezaron a criarse en piscifactorías en el siglo pasado y una cuarta parte de ellas ha logrado criarse en cautividad en la última década. Ésta es una de las razones por las que la producción mundial de la acuicultura, prácticamente inexistente en 1950, representa en la actualidad más de un tercio de la pesca total comercial. Es el tema por el que muchos expertos en alimentación opinan que, en un futuro de gran demanda, la acuicultura podría convertirse en uno de los principales elementos de toda la economía cárnica.
Sin necesidad de una crisis alimentaria, la demanda de proteínas baratas, acompañada de la eliminación de las capturas de alta mar, ya ha desencadenado el auge de la industria de la acuicultura. El aumento de los costes de sus componentes alimentarios no hará sino incrementar la competitividad de la industria, que atraerá por tanto a más inversores. Los poderes legislativos podrían acelerar esta expansión mediante la concesión de ayudas, desde exenciones fiscales para las piscifactorías, hasta su parcial financiación y fondos para la investigación. Evidentemente, cualquier agente catalizador adicional, como por ejemplo, la gripe aviar y el consiguiente sacrificio de millones de pollos, haría aumentar el coste de todas las carnes y subiría mucho la demanda de pescado.
La industria cárnica, basada en este último, se ha cimentado en torno a un pequeño número de especies, mientras que la acuicultura comercial incluye aproximadamente 440 especies distintas de peces, moluscos, crustáceos y otras clases, en gran medida porque estos animales son sencillos de criar en cautividad. La mayoría de las especies comerciales empezaron a criarse en piscifactorías en el siglo pasado y una cuarta parte de ellas ha logrado criarse en cautividad en la última década. Ésta es una de las razones por las que la producción mundial de la acuicultura, prácticamente inexistente en 1950, representa en la actualidad más de un tercio de la pesca total comercial. Es el tema por el que muchos expertos en alimentación opinan que, en un futuro de gran demanda, la acuicultura podría convertirse en uno de los principales elementos de toda la economía cárnica.
Sin necesidad de una crisis alimentaria, la demanda de proteínas baratas, acompañada de la eliminación de las capturas de alta mar, ya ha desencadenado el auge de la industria de la acuicultura. El aumento de los costes de sus componentes alimentarios no hará sino incrementar la competitividad de la industria, que atraerá por tanto a más inversores. Los poderes legislativos podrían acelerar esta expansión mediante la concesión de ayudas, desde exenciones fiscales para las piscifactorías, hasta su parcial financiación y fondos para la investigación. Evidentemente, cualquier agente catalizador adicional, como por ejemplo, la gripe aviar y el consiguiente sacrificio de millones de pollos, haría aumentar el coste de todas las carnes y subiría mucho la demanda de pescado.