En gran parte, ese éxito de ventas se debe a que la producción de Caviar Nacarii es pequeña, apenas alcanza los 400 kilos, si bien ese volumen representa haber cuadriplicado las cifras desde 2005 y el objetivo de aproximarse a las dos toneladas de caviar en 2010 podría permitir aumentar el mercado al que se dirige hoy en día el producto: España, que copa el 80% de la demanda, Japón, Francia y Reino Unido.
Los esturiones que producen ese caviar llevan instalados cuatro años en Les, en una piscifactoría que recibe la aguas todavía puras del río Garona, y justo este año se puede decir que hay alevines araneses. «El resto de piscifactorías están aguas más abajo», señala el director general de Neoelectra, propietaria de Caviar Nacarii, Antonio Cortés, para destacar la calidad de su producto. En esas mismas instalaciones nadaron antes truchas y carpas, hasta que Caviar Nacarii consideró que era necesario darle una vuelta de tuerca más glamouroso al producto para elevar la rentabilidad, que ronda porcentajes del 30%, en sintonía con los negocios asociados a las marcas de lujo.

Esas cifras son posibles gracias a los 3.000 euros que se pueden llegar a pagar por un kilo de caviar, una cifra que no tiene nada que ver con los mejores caviares del mundo, pero que no guarda tanta distancia con los mejores productos que salen de piscifactorías, que alcanzan los 6.000 euros por kilo.
Además, este caso guarda otra singularidad. La piscifactoría está asociada a una planta de cogeneración eléctrica que aprovecha su calor residual para elevar la temperatura del agua y adecuar el hábitat a sus inquilinos. Una mayor temperatura y una dieta especial aceleran el proceso de adecuación de los esturiones, cuyo proceso de crecimiento se reduce de 10 a siete años, cuando pueden empezar a dar sus huevas. De todo el proceso se ocupan cuatro personas.
Caviar Nacarii facturó al cierre del pasado ejercicio 400.000 euros. El objetivo es alcanzar los tres millones de euros en 2012, si bien Cortés asegura: «Lo que queremos es un muy buen producto, hecho con agua no tratada y con un cuidado exquisito, en un proceso totalmente manual».