Carril probará semilla de Namibia para la producción de almeja fina

Domingo, 21 Agosto, 2011

La almeja es, junto al mejillón, el berberecho y la ostra, uno de los emblemas de la acuicultura gallega. De las tres especies que concentran la producción, japónica, babosa y fina, solo las últimas son autóctonas. Sin embargo, es la primera, la japónica, la que domina playas y lonjas, al menos en lo que respecta a los bancos que se surten de semilla criada en cautividad. Las razones de este fenómeno son básicamente dos: la mayor resistencia del ejemplar foráneo a las condiciones ambientales, y su precio, más asequible. Ambas convierten el marisqueo en un negocio rentable. No obstante, ahora podría surgir una nueva oportunidad para la almeja fina. Todo depende de un ensayo que la cofradía de Carril está a punto de emprender con semillas de Namibia.

Manuel Romero Román, empresario vigués, trabaja desde 1996 en Namibia. Hace diez años importó la tecnología de las bateas para cultivar ostra rizada en Walbis Bay, donde crece uno de los moluscos de mayor calidad del planeta. Con el tiempo, se centró en la cría de semillas. Lo hace en unas inmensas salinas en las que se ha desarrollado un ecosistema muy estable: a través de un sistema de bombeo de agua de mar, el dueño de las 100 hectáreas ha ido experimentando una serie de cultivos. Entre ellos, la almeja fina, que introdujo hace décadas con semillas importadas del Reino Unido, la misma especie que crece naturalmente en Galicia.

La cría de semilla de ostra le permite competir con los importadores chilenos en Sudáfrica (de 4 a 6 millones de unidades mensuales). «De las cinco enfermedades que se persiguen para autorizar la exportación de semilla, los análisis no han detectado ninguna en nuestros ejemplares», explica. Su idea pasa, ahora, por abrir un hueco para la delicada almeja fina en Galicia.