En el año 2007 el IEO de Vigo pone en marcha el proyecto "Zootecnia del cultivo de la merluza europea: captura y aclimatación de juveniles" (Culmer) que se dio por finalizado en 2012 con resultados especialmente satisfactorios al haberse cumplido con creces los objetivos propuestos, esto es, la captura de merluza en el medio natural y, a partir de ahí, conseguir un stock de reproductores aclimatados a condiciones controladas. Un primer paso necesario si lo que se pretende es cerrar el ciclo de la especie en cautividad.
¿Por qué la merluza? Montse Pérez, investigadora del Grupo de Acuicultura Marina del Oceanográfico de Vigo, que expondrá en la mesa de Acuicultura del XVII Foro de los Recursos Marinos y de la Acuicultura de las Rías Gallegas (ForoAcui) la ponencia "Últimos avances en el cultivo de la merluza y otras especies del Atlántico", destaca en este sentido el gran interés que despierta la especie, "tanto desde el punto de vista comercial como por sus características organolépticas". Las primeras investigaciones, recuerda Montse Pérez, "surgen en Noruega en 2005 y en un momento en que los stocks de merluza se encontraban en claro retroceso". El hecho de que esa dinámica de disminución pudiese continuar, hizo pensar que sería interesante avanzar en el cultivo de la especie para suplir, en caso de ser necesario, la carencia de merluza en el mercado.
Así, en 2007 el Oceanográfico de Vigo realiza, dentro del proyecto Culmer, la primera pesca de merluzas en la ría de Vigo (entorno a 1.000 individuos), y una segunda en 2008; dos campañas de pesca de las que se obtuvieron los reproductores que hoy mantiene el centro. Las dificultades, explica la investigadora, no han sido ajenas a esta experiencia: la forma de pescar las merluzas para mantenerlas con vida en las mejores condiciones, buscar una solución a la hinchazón de la vejiga natatoria de muchos de los individuos debido al cambio de presión, o el traslado al centro, fueron aspectos sobre los que se ensayó y trabajó para lograr, finalmente, y a pesar del elevado número de bajas en los primeros momentos, el establecimiento de dos stocks de reproductores en las instalaciones del centro, de los que hoy en día se conserva uno, único en España y constituido por 15 individuos. Tras la supervivencia, la alimentación fue otro de los problemas a los que tuvieron que hacer frente; comenzaron con pescado vivo, y tras el paso por pescado congelado, han conseguido que en la actualidad se alimenten de pienso semi-húmedo. A estos avances en la aclimatación y alimentación, se sumó en 2009, la primera puesta espontánea de la especie en cautividad. A partir de aquí, subraya Montse Pérez, "las puestas han sido continuas y durante todo el año".
Por tanto, y en definitiva, los logros no sólo han superado todas las expectativas, sino que además no tienen precedentes ni en Europa ni en otras partes del mundo. "Por primera vez se ha conseguido el crecimiento y la reproducción de la especie en periodos prolongados y se han obtenido importantes datos sobre aclimatación, alimentación, crecimiento, reproducción y cultivo larvario". Por lo que respecta a los juveniles de merluza, lo máximo que han alcanzado de vida han sido cuatro meses. Dos son los problemas fundamentales con los que se han encontrado los investigadores en este caso. Por un lado, la formación de la gota de grasa en las larvas, que les sirve de alimento tanto en el estado embrionario como en las primeras fases larvarias hasta que abren la boca, ya que, explica la investigadora "hay un alto porcentaje de embriones que no tienen esa gota de grasa bien adherida y vascularizada con lo que las larvas no están bien alimentadas y, consecuentemente, en el momento en que abren la boca (a los seis días) nos las encontramos ya muy debilitadas". Y respecto a la alimentación externa en la fase larvaria, (en las que se les da rotífero o Artemia fundamentalmente) "creemos que si bien les gusta y se lo comen no les da el aporte necesario para sobrevivir". El alto canibalismo también es característico en esta fase. Para tratar de subsanar estos obstáculos y, entre otras acciones, los investigadores están realizando experimentos en primera alimentación y tratando de separarlas por tamaños para evitar el canibalismo.
TODAVÍA MUCHO POR HACER
Ante las limitaciones en el cultivo de la merluza, así como de otras especies con las que trabajan en el campo de la diversificación, desde el Oceanográfico se intenta avanzar, además de en zootecnia -el campo más común-, en otros frentes o enfoques, como son las genética y la nutrición. En este momento, señala Montse Pérez "estamos muy centrados en la genética. Estamos trabajando en el caripotipo de la merluza (en colaboración con la Universidad de Vigo) y en la determinación de la huella isotópica de los embriones (en colaboración con investigadores del Centro Oceanográfico de Málaga), esto es, qué herencia isotópica deja la madre a las larvas y si ésta tiene alguna relación con que las puestas sean más o menos viables. En el ámbito molecular trabajamos en determinar qué genes son los responsables de que la gota de grasa se adhiera o no y ver de qué manera se puede modificar la expresión para favorecer que la mayor parte de los embriones tengan la gota adherida. También respecto a la gota de grasa, y utilizando microscopía electrónica y cortes histológicos de los huevos, estamos viendo qué estructuras diferenciales existen entre los embriones que tienen la gota adherida y los que no. Asimismo, y entre todas las líneas que desarrollamos, tratamos de avanzar en la identificación molecular de las especies de zooplancton para alimentar las larvas, no sólo de merluza sino también de otras especies".
Este año el Ministerio de Economía y Competitividad ha aprobado un proyecto a través del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada hacia los retos de la sociedad donde se estudiarán estos y otros aspectos; pero, fundamentalmente, centrándose en esos dos grandes problemas a los que se enfrentan y que tienen que ver con la dinámica reproductiva del stock y la alimentación. Además, investigadores del equipo presentan este año un documento de las investigaciones hechas hasta el año 2013 para optar al XIII Premio Nacional de Investigación en Acuicultura.
COLABORACIÓN CON CHILE
Los avances logrados por los investigadores del centro vigués han suscitado el interés de la Fundación Chile, que trabaja desde hace años con la merluza, en este caso merluza austral. "La aclimatación de la especie en cautividad, que ha permitido conseguir puestas espontáneas, y además durante todo el año, es un hito para cultivar la especie. La Fundación Chile está muy interesada en saber cómo ha sido esa aclimatación y cómo es posible que estén poniendo de forma continua; en su caso, necesitan utilizar hormonas para que la merluza se reproduzca. En este momento se está firmando un memorando de entendimiento entre ambas instituciones para aunar sinergias y avanzar en sacar el cultivo de merluza adelante", avanza la investigadora del IEO.
OTRAS ESPECIES
El Grupo de Acuicultura Marina del Oceanográfico de Vigo trabaja, además de con la merluza, con otras nuevas especies. Es el caso de la cherna, el lenguado, el pulpo o el besugo. De los avances y logros obtenidos hasta el momento nos pondrá al día Montse Pérez, del Grupo de Acuicultura Marina del centro del IEO en Vigo, en la Mesa de Trabajo de Acuicultura que tendrá lugar el día 9 de octubre a las 16:30 h.