El Centro Tecnológico del Mar (CETMAR) ha diseñado unas pautas para definir las mejores ubicaciones de los cultivos marinos en las rías gallegas en base a unos niveles básicos de calidad de las aguas, y que pondrá a disposición de las instituciones competentes en la gestión del litoral.
Para la elección de las áreas más adecuadas tanto de granjas marinas como de bateas, el CETMAR se basa en parámetros como la temperatura del agua, el nivel de contaminación que pueden tolerar los cultivos y la incidencia de los vertidos desde tierra y del tráfico marítimo.
En el marco de la presentación de los resultados de la red atlántica para la gestión de riesgos costeros, también conocida como proyecto "Ancorim", su coordinadora en Vigo, Ana Bernabéu, ha destacado a EFE el liderazgo del CETMAR en el grupo de trabajo centrado en la contaminación marítima y la acuicultura.
Es éste uno de los tres ejes fundamentales del proyecto "Ancorim" -integrado por socios de Irlanda, Francia, España y Portugal-, junto a la erosión costera, bien por causas naturales o por la incidencia humana, y la ordenación del territorio.
La finalidad de esta iniciativa es el desarrollo de herramientas de gestión de riesgos dirigidas a las autoridades responsables en la toma de decisiones y con competencias en la gestión del litoral y a una labor de sensibilización social, con aplicaciones particularizadas en las diferentes zonas de la costa atlántica.
No en vano, una tormenta supone un riesgo "muy importante", explica Bernabéu, para una zona costera formada por playas, pero no lo es tanto para un área de acantilados.
Se considera riesgo costero la pérdida probable de un bien material, como un paseo marítimo o una carretera, así como posibles daños humanos y medioambientales.
Entre las recomendaciones del proyecto "Ancorim" para combatir la erosión costera destacan las denominadas "alternativas blandas" a las grandes infraestructuras e intervenciones con hormigón, tales como la regeneración de la arena o la habilitación de estructuras biodegradables.