El Oceanográfico alumbra las primeras crías de sanmartiño en cautividad

Martes, 25 Octubre, 2011

Los primeros sanmartiños criados en cautividad del mundo ya han cumplido los seis meses de vida. Un logro científico que ha sido posible gracias a la experiencia en ensayos de acuicultura de los investigadores del Centro Oceanográfico de Vigo y la colaboración con biólogos del Aquarium Finisterrae de A Coruña, donde permanecen los catorce alevines supervivientes de esta especie -Zeus faber- también conocida como pez de San Pedro.

Los expertos utilizaron técnicas de fecundación artificial y en este tiempo ya han descubierto algunas sorpresas sobre un pez cuya biología y comportamiento en el medio natural es prácticamente desconocido a pesar de que se extiende por todo el planeta -excepto en el continente americano- y goza de gran interés comercial por su valor gastronómico, su alto precio en el mercado y su velocidad de engorde. De hecho, ocupa el puesto trece en una lista de veinte mil especies aptas para el cultivo.

El experimento será presentado en noviembre durante el Congreso Nacional de Acuicultura que se celebra en Barcelona como el primer paso de cara a lograr una técnica rentable para su cría en cautividad. Blanca Álvarez-Blázquez y Evaristo Pérez llevan años trabajando con especies como la merluza, el lenguado, el rodaballo, el besugo o el pulpo. "El tiempo medio desde que empezamos los ensayos hasta que el pez llega al consumidor es de unos diez años, pero en este caso partimos con la ventaja de que ya contábamos con unos reproductores en A Coruña y hemos tenido puestas desde el primer momento", explican.

El sanmartiño ya estaba en su punto de mira y la colaboración con el acuario coruñés también existía, pero la ocasión surgió cuando Camilo Saavedra, un alumno del máster en Acuicultura de Vigo que realizaba allí sus prácticas, les avisó de la presencia de unas hembras que podían resultar adecuadas para intentar una fecundación artificial. "Viven en unas condiciones maravillosas, prácticamente como si fuese el medio natural, y eran unas reproductoras fantásticas", reconoce Peleteiro.

El equipo, del que también forma parte el biólogo coruñés Carlos García Soler, utilizó los huevos y el esperma de dos hembras y cinco machos y la incubación se desarrolló en las instalaciones del Aquarium hasta la eclosión de las larvas. Parte de la puesta se quedó allí y el resto se trasladó a los tres días de vida a la planta de cultivo de cabo Estai.

La supervivencia fue muy satisfactoria -"Hay que tener en cuenta que en un cultivo consolidado un 20% ya es mucho", apunta Peleteiro-, pero cuando alcanzaron los noventa días devolvieron las larvas al Aquarium porque tuvieron dificultades para adaptarse a la alimentación inerte y muchas murieron.

"Al principio, tienen una alimentación endógena, después abren la boca y pueden ingerir artemia. El siguiente paso es darles alimento inerte, que es básico para su cultivo y, por ahora, donde hemos detectado los problemas. Por eso las enviamos al Aquarium, donde tienen la posibilidad de darles alimento vivo y donde seguirán creciendo hasta que se reproduzcan y tengamos un ciclo cerrado", explican los científicos vigueses, que también colaboran con el centro coruñés para conseguir las primeras crías en cautividad de la cherna o mero.