El marisqueo se va pareciendo cada vez más a la agricultura. De eso se trataba cuando se inició la profesionalización del sector, pero la idea de recurrir a la siembra para hacer más abundante la cosecha ha tardado bastante en arraigar en Galicia. Técnicos de la Consellería do Mar estiman que, actualmente, el 5% de la producción de almeja, berberecho y ostra procede de semilla obtenida en criadero. Y que los profesionales gallegos demandan cada año unas 60 toneladas de semilla de bivalvo, en su mayoría almeja japónica, para mejorar la cosecha de marisco.
Ahora bien, la demanda está muy concentrada. Aunque hay cofradías que han hecho de la plantación de almejas un trabajo más, tan habitual como las vigilancias y las limpiezas, la mayor parte sigue recurriendo a la siembra en ocasiones extraordinarias, como cuando detectan demasiada mortandad en los bancos o comprueban que el arenal no está demasiado boyante en cría. Moaña, Cambados, O Grove... Son pósitos que aplican casi por sistema las técnicas de cultivo para aumentar la producción de almeja.
Pero son, sin duda, los parquistas de Carril los principales clientes de la decena escasa de criaderos que surten de semilla de almeja a quien lo requiere. Los viveros situados en la desembocadura del Ulla acaparan el 80% de la demanda, mientras que el 20% restante se reparte entre las cofradías y las cooperativas que existen en Galicia.
Aunque la mayor parte de esas 60 toneladas que se siembran son originarias de Galicia y Cantabria, la Xunta dispone de un criadero en Camariñas que este año repartirá entre los pósitos nueve millones de unidades y la principal empresa proveedora es la cántabra Tinamenor.
La mayor parte de la semilla que se planta es de almeja japónica. Eso es «porque é unha especie moi resistente», explica Edgar No Couto, técnico del Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa). La fina, la más deseada económicamente, «é máis delicada, máis sensible a calquera cambio de auga e temperatura e á contaminación», añade. De ahí que la producción de semilla de almeja fina sea casi testimonial. Este señala que se calcula que en torno al 50% de lo que se siembra alcanza la talla comercial y puede apañarse. En la jornada de análisis que empresarios del sector, técnicos y clientes mantuvieron hace unas semanas, se extrajo como conclusión que los criaderos están preparados para producir de forma rutinaria cantidades millonarias de semilla de pequeño tamaño. Ahora bien, el reto está en generarla de 10 a 20 milímetros a costes inferiores a los actuales. Y también es preciso escalonar la demanda, porque los proveedores se quejan de que no hay un ritmo regular de demanda. Las cofradías, que suelen adquirir cría cuando se convocan ayudas al efecto, acuden a la vez a las empresas, que no son capaces de atender las peticiones.