Las organizaciones que representan al sector acuícola -Apromar y Aquapiscis- han afirmado, en declaraciones a Efeagro, que este problema acrecienta la crisis que vive la actividad en España, tanto por el panorama financiero como por las trabas que obstaculizan desde hace años su crecimiento empresarial.
Si en general la UE importa dos tercios del pescado y del marisco que consume, por lo que hay necesidad de una producción propia, para los acuicultores el reto está en los envíos que llegan de Turquía o de otros países asiáticos a precios inferiores.
Las exportaciones procedentes de Turquía acaparan los mercados y afectan a destinos tradicionales de los productos piscícolas españoles como Francia, Italia o Portugal -para especies marinas- o Alemania, Suiza y Polonia -para la trucha y otras de agua dulce-.
Además, dentro de los pescados blancos se incrementan las importaciones de "panga" de países asiáticos o perca del Nilo.
Un estudio de Globefish, unidad encargada de información sobre comercio pesquero de la FAO, apunta que en el caso de la dorada y de la lubina en España "se ha reducido el consumo" y, además, "los mayoristas prefieren el pescado de Grecia y Turquía".
La importación española de esas dos especies aumentó un 16 % durante el primer trimestre de 2011, según Globefish.
El gerente de la Asociación de Productores de Cultivos Marinos (Apromar), Javier Ojeda, ha manifestado que hay "desigualdad" y "fallos" en el mercado, pues las piscifactorías españolas están sometidas a estrictos controles, que no cumplen las empresas de países competidores.
"No estamos en contra de las importaciones, de hecho son necesarias, pero sí queremos que cumplan las mismas reglas", ha matizado Ojeda, quien ha citado como ejemplo positivo el pescado de Noruega, obtenido en las mismas condiciones que el español o de otros países comunitarios.
El secretario general de la Organización Interprofesional de la Acuicultura Continental Española (Aquapiscis), Raúl Rodríguez, ha criticado que esos envíos procedan de granjas acuícolas donde se emplea cualquier tipo de materia prima e incluso antibióticos prohibidos en la UE.
Rodríguez ha lamentado la existencia de "dumping" (competencia desleal) social por parte de los competidores, que impide a las empresas españolas expandirse.
Las asociaciones de piscicultores coinciden en resaltar que la situación de este sector es delicada y en que se están cerrando empresas por falta de rentabilidad.
La producción de acuicultura marina (por ejemplo dorada, corvina, y lubina) en España cayó un 9,4 % en volumen en 2010, hasta las 43.888 toneladas, y un 1,78 % en valor, hasta sumar 220 millones de euros; este descenso estuvo motivado por la crisis, las complicaciones en la concesión de créditos y la burocracia, según Apromar.
El año pasado hubo también una pérdida de puestos de trabajo del 11,7 % en la piscicultura marina, que se situaron en 1.912 empleos.
En cuanto a la acuicultura continental (trucha, esturión o tenca), la producción está en 21.000 toneladas, pero según Aquapiscis es un volumen muy inferior a otras épocas, en las que se alcanzaron las 32.000.
El número de piscifactorías de esta categoría alcanza las 155, y su facturación, 65 millones.
Los acuicultores señalan que los precios obtenidos por el pescado o marisco son estables, incluso a veces superiores a los de 2010, pero advierten de que ese no es el único factor que debe tenerse en cuenta, pues la producción comercializada es muy inferior.
Otro problema es el gasto en piensos, que puede llegar a suponer un 50 % de los costes de producción de una piscifactoría y que también se ve afectado por el encarecimiento de materias primas que ha perjudicado a otros sectores, como por ejemplo el ganadero.