Los expertos recuerdan que la acuicultura es un fenómeno económico, social, tecnológico y cultural, y es, además, el sector de mayor crecimiento en el campo de la producción alimentaria mundial. Tanto la FAO como la Comisión Europea confirman la tendencia de aumento económico de la explotación acuícola y le otorgan un papel trascendente entre las alternativas al sector pesquero. Pero, al tiempo, alertan de los riesgos que supone el entramado normativo existente en los ordenamientos autonómicos y estatal reguladores de la acuicultura, la pluralidad de instancias administrativas que intervienen en la autorización de esta actividad, y la diversidad de permisos precisos para la puesta en marcha de un proyecto acuícola, por tratarse de una actividad que ocupa dominio público.
La reproducción de los túnidos, como reto de futuro para el sector, o la necesidad de hallar soluciones para lograr la nutrición del pulpo en estadios tempranos fueron otros de los objetivos marcados por los investigadores en sus conclusiones, en las que la preocupación común giró en torno a la sostenibilidad de los recursos y del sector.
La ministra de Pesca, Elena Espinosa, que ayer clausuró la cumbre, adelantó que la industria acuícola cerrará el 2007 con más de 400.000 toneladas. La ministra anunció la apuesta de su departamento por fomentar políticas de I+D+i en el cultivo de especies. Esta preocupación del Gobierno se traduce, según explicó, en la puesta en marcha del plan estratégico de innovación tecnológica del sector pesquero y con el programa de I+D+i, que incluye áreas del conocimiento como las nuevas tecnologías del procesado y conservación del producto, de reproducción y cría para la mejora y selección de especies de interés acuícola o el tratamiento y aprovechamiento de subproductos y residuos.