Los españoles dan la espalda a la ciencia

Jueves, 1 Febrero, 2007

Ayer se presentó en Madrid la Tercera Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, una iniciativa de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (Fecyt) que ha contado con la colaboración del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y lo hizo la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, rodeada de fotografías de mujeres científicas y en un escenario cuidadosamente elegido para la ocasión, el Museo de Ciencias Naturales.

La ciencia, dice la encuesta, ocupa un modestísimo lugar entre los temas que despiertan el interés de los ciudadanos, muy lejos del deporte, la salud y los espectáculos. Sólo el 10% de los encuestados la incluye entre los asuntos que cuentan con su curiosidad. Y son las comunidades autónomas de Cataluña, Valencia, Navarra y Madrid las que más atención prestan a esta área del conocimiento. Este desinterés tal vez tenga que ver con el aprendizaje de la disciplina en nuestro país. Algo más de la mitad de las personas consultadas reconocen que en su etapa escolar habían recibido un bajo (33%) o muy bajo (20%) nivel de educación científica y técnica.

La inversión en ciencia y tecnología no es, ni mucho menos, una prioridad para el ciudadano medio español. La mayoría de los encuestados opinan que no debe reducirse esta partida presupuestaria, pero tampoco apuestan por incrementarla. A la pregunta de ¿en qué sectores aumentaría el gasto público?, la mayoría se decanta por elevar las partidas en seguridad ciudadana, medio ambiente y obras públicas. Sólo 20 de cada 100 encuestados muestra interés por incrementar el gasto en ciencia y tecnología. Eso sí, más de la mitad piensa que España está más retrasada que sus socios comunitarios en esta área del conocimiento.

En términos generales, la ciencia se asocia con conceptos positivos, como progreso y bienestar. Y casi la mitad de los españoles, el 45%, considera sus beneficios mayores que sus perjuicios. No obstante, el 33% opina que ambos están equilibrados y un 7% considera, sin embargo, que son mayores sus perjuicios. Respecto a la utilidad de estos conocimientos, se valora sobre todo su capacidad para influir en las decisiones que uno toma como consumidor y usuario y su importancia para comprender el mundo.