El director general de Recursos Pesqueros, Fernando Curcio, explicó que, ahora, «juristas y técnicos tendrán que valorar los impactos sobre el ecosistema de las actuales actividades humanas sobre la zona y decidir la regulación necesaria para conseguir los objetivos medioambientales». Y es que, por supuesto, la creación de una reserva conlleva un mayor o menor grado de protección, que afectaría a la navegación marítima, «esto es, a la posibilidad de que barcos de cualquier bandera puedan navegar libremente por la zona o, por el contrario, tengan que tomar determinadas precauciones a la hora de navegar». También se dejará notar en la explotación industrial, «porque se regularán las actividades sobre el lecho marino»; y a la actividad pesquera.