El cambio en los vientos ha puesto en peligro una de las características del litoral gallego que explica la calidad de su marisco: los afloramientos. Este proceso consiste en que, cuando soplan los vientos del Norte, es decir, en primavera y verano, entran en las rías aguas profundas, más frías y ricas en nutrientes, que reemplazan a las superficiales. Es una renovación esencial para la cría del marisco, que en los últimos 40 años ha ido a menos en Galicia, al contrario que en el resto de lugares del planeta donde se registra.
Según los datos manejados por los investigadores gallegos, el periodo en el que se produce este afloramiento se ha recortado un 30% desde la década de los sesenta y su intensidad ha disminuido un 45%. Hace 40 años esta entrada masiva de nutrientes en las rías comenzaba el 10 de marzo y acababa el 17 de noviembre, mientras que en la actualidad el inicio se ha retrasado hasta el 5 de abril y su finalización se ha adelantado al 20 de septiembre.
Para los científicos este descenso de la renovación del agua en las rías gallegas, que también se extiende a Portugal, se trata de un fenómeno "sorprendente". En los demás lugares donde se producen afloramientos, como Suráfrica, Namibia, California o Chile, las investigaciones revelan un aumento progresivo de su intensidad y, por tanto, un incremento de la producción marisquera. Las razones de que sólo Galicia registre una reducción del proceso son todavía un misterio. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es la posible influencia de un cambio de posición del anticiclón de las Azores, pero aún no ha sido demostrada.
Xosé Antón Álvarez-Salgado, miembro del equipo de químicos, físicos, biólogos y geólogos que intenta dar una explicación al proceso, alerta de que el descenso continuado de la renovación de las aguas en las rías no sólo mermará la producción marisquera. La reducción de los afloramientos hace más vulnerables estas ensenadas a la contaminación, ya que el mar precisa "mucho más tiempo" para superar cualquier vertido, y la subida de la temperatura del mar traerá "condiciones más favorables al desarrollo de las poblaciones que dan lugar a las mareas rojas".
La investigación sobre los afloramientos está en manos de un grupo de trabajo integrado por científicos del CSIC, el Instituto Español de Oceanografía, la Universidad de Vigo y el Centro de Investigacións Mariñas de la Xunta. Sus estudios se enmarcan en el proyecto impulsado por la Consejería de Medio Ambiente para buscar evidencias del cambio climático en Galicia. Los investigadores no están seguros de momento de que el cambio en los vientos y, por tanto, la menor entrada de nutrientes en las rías sea una consecuencia del calentamiento del planeta. Para demostrarlo, necesitan prolongar su observación durante más décadas, pues sólo así podrán descartar que el preocupante fenómeno al que se enfrenta la comunidad no es pasajero. "Necesitamos series temporales más largas", explica el físico Manuel Ruiz.
Menos pulpo y almejasLa caída de la producción marisquera en Galicia por el descenso de los vientos de componente norte se nota ya especialmente en la plataforma continental y no tanto en el interior de las rías, porque dentro de estas bahías, de momento, sobran nutrientes, señala Xosé Antón Álvarez-Salgado. Los científicos convocados por el Gobierno gallego para investigar el cambio climático creen que la disminución de los afloramientos oceánicos explica en parte la caída de las capturas en las Rías Bajas en un 13% desde la década de los sesenta y el bajón en la extracción de pulpo.
Otra amenaza para el sector vendrá también de la mano del calentamiento del planeta. Las riadas provocadas por las olas de calor que se auguran en las próximas décadas reducirán la salinidad del mar y propagarán las enfermedades que sufren los bivalvos, un panorama negro para los bancos de almeja y berberecho. El percebe, por el contrario, es el gran beneficiado por el cambio climático, ya que la rebaja de los afloramientos ha multiplicado su presencia en las rocas.
Los investigadores también vaticinan que la menor renovación de las aguas en las rías recortarán la presencia de sardina y anchoa, dado que ambas especies precisan una concentración alta de plancton.