Iñarra, Bruno

Martes, 20 Septiembre, 2022

Actualmente ostentas el cargo de Investigador en la Fundación AZTI, concretamente en el área de Procesos Eficientes y Sostenibles de la unidad alimentaria. Cuándo y cómo comenzaste tu andadura en esta organización? ¿Qué retos conlleva trabajar en este ámbito y llevar a cabo los proyectos de investigación?

Llevo trabajando en AZTI desde 2011, siempre en la unidad de investigación alimentaria y en temas relacionados con la valorización de subproductos, ligado a la mejora de la sostenibilidad de toda la cadena alimentaria. Cuando acabé mi tesis doctoral me incorporé a una nueva empresa de base tecnológica que explotaba recursos naturales mediante el uso de tecnologías supercríticas. Ahí comenzó mi contacto con la valorización y la recuperación de biomoléculas, línea en la que sigo trabajando actualmente en AZTI.

Trabajar en el ámbito de la valorización y de la mejora ambiental de procesos supone un reto apasionante que nos permite incidir de forma simultánea en la disminución del impacto ambiental y de la mejora de los procesos productivos. La implantación de algunas soluciones sencillas nos permite en muchas ocasiones la obtención de resultados a corto plazo que dan lugar a importantes mejoras. Sin embargo, el reto está en la transferencia e implantación de otras soluciones que pueden necesitar una inversión o un cambio operacional importante y cuya mejora se pueda sentir en el medio o largo plazo. En estos casos, los proyectos de investigación que dan lugar a las soluciones suelen requerir un mayor acompañamiento a las empresas, así como la realización de experiencia piloto que permitan asentar y visibilizar en mayor medida la solución propuesta, por lo que su implantación suele extenderse más en el tiempo.

¿Dónde crees que reside el éxito de AZTI para ser una institución de referencia en el ámbito internacional en investigación marítima?

Inicialmente AZTI se creó en 1981 como centro tecnológico para dar respuesta a los problemas de la flota pesquera vasca, lo que ha favorecido una colaboración muy estrecha con el sector y ha dado lugar a una evolución natural hacia lo que hoy en día realiza AZTI que aborda de forma holística y multidisciplinar los problemas y retos de la investigación marina y alimentaria. Creo que esa colaboración estrecha, que hoy en día se ha extendido a otros sectores, esa evolución natural, así como el contar con un equipo humano muy preparado e involucrado es lo que nos permite ser referencia a nivel internacional.

En el proyecto “Estrategias innovadoras para la valorización de residuos de la acuicultura - VALACUI” el objetivo principal es fomentar una acuicultura sostenible y el uso eficiente de los recursos mediante la promoción de la innovación y la transferencia de conocimiento en el ámbito de la valorización de los subproductos de acuicultura. ¿Cuáles son las principales dificultades tecnológicas y económicas que se encuentran a la hora de aprovechar los subproductos orgánicos generados en la acuicultura?

Como se indica en el objetivo del proyecto, unos de las dificultades es lograr una transferencia de conocimiento y una implantación efectiva. Existen numerosas opciones de valorización para los subproductos de la acuicultura, pero su viabilidad depende de un elevado número de factores. Desde el punto de vista tecnológico se podría decir que la mayoría de las opciones de valorización se basan en tecnologías maduras que no implican riesgos tecnológicos. Es en la parte de la economía de estos procesos en los que se tiene que hilar más fino, ya que la viabilidad económica de una opción u otra puede variar en función del ámbito de estudio. Parámetros como la cantidad de subproductos generados, la dispersión de generación, la presencia de infraestructuras o de posibles sinergias pueden decantar la balanza hacia una determinada opción de valorización.

Otro tema importante es la gestión de estos subproductos. Si no se gestionan adecuadamente la posibilidad de recuperar valor disminuye enormemente, por lo que un reto importante es lograr que en la acuicultura se piense en coproductos o subproductos, no en residuos.

¿Cuáles son los principales resultados que se han obtenido en el proyecto? ¿Cómo ha resultado la interlocución con las asociaciones y empresas del sector acuícola?

El principal resultado se ha plasmado en la “Guía de valorización de subproductos de la acuicultura” que busca acercar estas soluciones al sector acuícola, intentando desgranar las posibles dudas que puedan aparecer a la hora de seleccionar una u otra opción. Además, se han realizado talleres para acercar estos resultados a los distintos eslabones de la cadena de valor, permitiendo al mismo tempo involucrar a toda la cadena a lo hora de abordar soluciones.

¿Es el volumen de residuos generado por el sector acuícola suficientemente significativo para la adopción de estrategias que permitan su valorización de manera coordinada? ¿Cuáles son los residuos más habituales y qué salidas comerciales presentan?

Sin lugar a duda existe un volumen suficiente. Además, es un valor que cada vez será mayor, tanto por el crecimiento de la acuicultura como por el aumento de la transformación industrial del pescado. Por supuesto, el volumen y las soluciones se tiene que adaptar a los escenarios, y soluciones válidas en Galicia pueden no serlo en Andalucía. Además, no se debe perder de vista que muchos de estos residuos pueden ser tratados de forma sinérgica con los residuos pesqueros lo que puede facilitar que se alcance el volumen mínimo necesario para aquellas soluciones que lo requieren.

En este proyecto nos hemos centrado en los residuos orgánicos, o subproductos, de la cadena de valor de la acuicultura y las mayores producciones de subproductos se dan en la industria de transformación.

Actualmente, aproximadamente el 5 % de los peces, el 40 % de los moluscos y el 90 % de los crustáceos asociados a actividades acuícolas son transformados, bien mediante un fileteado en el caso de los peces, una cocción y desconchado en el caso de los moluscos o un pelado/desmigado en el caso de los crustáceos. Así, del total del peso de un pez de acuicultura, se aprovecha aproximadamente el 45 % del mismo una vez transformado, dependiendo de la especie, por lo que el 55 % restante pasa a formar parte de la fracción subproducto. En el caso de los crustáceos, el caparazón, incluida la cabeza, constituye más del 60 % de peso del animal por lo que solo se puede aprovechar el 40 % del mismo. Finalmente, en el caso de los moluscos, la concha supone aproximadamente el 30 % del peso del animal por lo que se aprovecha el 70 % de la carne.

Dado que más del 75 % de la acuicultura en España está dedicada al mejillón y que su grado de transformación es muy elevado, la búsqueda de una solución para las cochas de estos bivalvos es uno de los retos más interesantes. Si bien existen algunas soluciones puestas en marcha, como su transformación en carbonato cálcico o su uso como suplemento mineral en la alimentación de aves de corral, estas presentan un valor añadido bastante bajo, por lo que el desarrollo de nuevas soluciones que puedan aportar un mayor retorno sigue siendo un reto.

¿Qué líneas, según tu opinión, podrían o deberían ponerse en marcha para dar continuidad a este tipo de proyectos con vistas a favorecer o reforzar la valorización de los residuos generados por el sector?

Desde nuestro punto de vista, el sector empieza a ver el potencial de la valorización de subproductos, pero no termina de dar el paso. Para dar continuidad a estos trabajos durante las jornadas de transferencia se ha propuesto la realización de experiencias piloto que permitan a los distintos agentes de la cadena tener un contacto más estrecho con estas soluciones y que en caso satisfactorio les suponga un primer paso para su implantación definitiva. Esto les permitiría tener un producto entre sus manos, materializando así una idea que sólo tienen en papel, y además contactar con clientes y usuarios potenciales, acercándose al mercado.

AZTI desarrolla un gran número de proyectos en el área alimentaria. ¿Por qué crees que el proyecto VALACUI es especial y qué aspectos de éste destacarías sobre los otros proyectos que estáis realizando en este ámbito?

En AZTI tenemos muchos proyectos en los que se trabaja en la valorización de subproductos alimentarios y la mejora de la sostenibilidad de la cadena alimentaria. Así, a lo largo de los años hemos ido pasando de proyectos más genéricos y con soluciones más globales hacía proyectos más concretos que abordan problemáticas concretas. Además, el proyecto #VALACUI responde al Plan Estratégico Plurianual de la Acuicultura Española 2014-2020 que entre sus líneas estratégicas refleja la necesidad de mejorar la información existente para la valorización y el aprovechamiento de los residuos acuícolas.

Uno de los aspectos destacables de este proyecto ha sido el esfuerzo por acercar el conocimiento sobre opciones de valorización a los distintos actores que pueden estar interesados en su puesta en marcha, esto es, se ha volcado en la transferencia de conocimiento desde AZTI, con la colaboración de PTEPA, a la cadena de valor de la acuicultura.

La Unión Europea está haciendo una apuesta importante en la sostenibilidad medioambiental en nuestro país. ¿Qué papel crees que puede y debe jugar el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) para la protección de la biodiversidad y el medio ambiente? ¿Qué acciones de las que se están desarrollando crees que son las más eficaces para reducir el impacto de las actividades acuícolas en el entorno natural?

Los FEMP están resultando una herramienta fundamental para que los agentes de la cadena de valor de la pesca y la acuicultura incluyan la biodiversidad y el medio ambiente en su visión de negocio. Fomentar iniciativas de pesca y acuicultura sostenibles, en el sentido holístico de la palabra, son imprescindibles para que el sector se involucre y ponga en práctica soluciones que de otra forma no podrían abordar en su día a día.

Existen numerosos proyectos en marcha para reducir el impacto de las actividades acuícolas, desde la valorización de residuos, la producción de piensos de acuicultura más sostenibles o la reducción del uso de antibióticos. Todos ellos, y muchos otros, aportan su grano de arena para logra una acuicultura más sostenible.

¿Un mensaje final que quieras compartir? (Consejo, conclusiones o llamamientos)

La valorización de subproductos de la acuicultura no es sólo algo que va a disminuir el impacto ambiental de la acuicultura y mejorar la sostenibilidad de la actividad, también puede ser una actividad rentable. El aumento de la actividad acuícola y de la transformado va a suponer una oportunidad para todos los agentes de la cadena, pero se deben poner en marcha los mecanismos adecuados para que los subproductos no supongan un freno a este crecimiento.

   

Miscelánea: 

Bruno Iñarra - Fundación AZTI