López López, José Antonio

Martes, 11 Octubre, 2022

Profesor, ¿cómo se ha desarrollado tu trayectoria profesional dentro del campo de las Ciencias del Mar? ¿Cómo terminaste trabajando en el Centro Andaluz Superior de Estudios Marinos?

Mi trayectoria en el campo de las Ciencias del Mar se inició con la realización de mi tesis doctoral, en la que participé en un proyecto dedicado al estudio de los aportes de contaminantes atmosféricos y fluviales sobre el estuario del Río Guadalquivir. Posteriormente, y después de pasar por laboratorios privados de investigación, he desarrollado mi carrera como profesor en el CASEM, realizando investigación en temas relacionados con la contaminación marina, principalmente debida a metales.

En cuanto al Centro Andaluz Superior de Estudios Marinos, ¿Qué labor destacarías de este centro? ¿Tienen repercusión nacional/internacional las investigaciones que desarrollan en el centro? ¿Cuál destacarías por su mayor repercusión medioambiental?

El Centro Andaluz Superior de Estudios Marinos, acoge a tres centros (dos facultades y una escuela), dentro de la que se encuentra la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, a la que pertenezco. Desde hace años, esta facultad es un referente nacional e internacional en estudios realizados en el medio ambiente y en particular en el mar. De hecho, es uno de los principales motores del Campus de Excelencia Internacional del Mar (Cei·Mar). Además, algunas de las áreas de estudio en las que la Universidad de Cádiz se encuentra mejor posicionada en rankings internacionales como el de Shanghai, son Oceanografía, o Ingeniería Ambiental, siendo ambas objeto de los estudios desarrollados en este centro.

En cuanto a tu labor como docente, ¿cuáles son las inquietudes principales de tus alumnos/as? ¿Es la investigación una salida profesional atractiva para ellos/as? ¿Desde el centro promovéis el voluntariado ambiental?

Teniendo en cuenta el perfil de las asignaturas que imparto, relacionadas con Química Ambiental, entre las principales inquietudes científicas de mis alumnos está el conocimiento de cuáles son los procesos naturales que rigen el medioambiente y como las actividades antropogénicas afectan a los mismos. En cuanto a las inquietudes en el ámbito profesional, muchos alumnos no son conscientes de alto potencial que tienen y de la utilidad de las competencias adquiridas durante sus estudios, prácticamente hasta el final de los mismos. Esto hace que, como docente, la necesidad de hacerles ver que se están formando como futuros profesionales en Ciencias, sea una de mis mayores preocupaciones.

En general, considero que la investigación es una salida atractiva para nuestros estudiantes en cuanto a la posibilidad que ofrece de sentirse realizados como científicos. Es más, creo que la mayor parte de ellos realizarán investigación allí donde ejerzan su profesión, con un carácter más básico o aplicado, en función de las necesidades de la institución o empresa en la que trabajen. Sin embargo, atendiendo a lo que podemos entender por carrera investigadora en organismos como la Universidad o CSIC, las dificultades para conseguir una financiación continuada que permita desarrollar una carrera investigadora, hace que en muchas ocasiones los nuevos graduados no opten por esta vía.

En cuanto a programas de voluntariado ambiental, en la Universidad de Cádiz se pueden encontrar numerosas posibilidades de participación, no solo a través de los centros como nuestra Facultad, sino también de la Oficina Verde de la Universidad, pudiendo destacarse el programa FAMAR cuyo objetivo es el seguimiento ambiental de las praderas de angiospermas marinas de la bahía de Cádiz, coordinado por compañeros del Área de Ecología.

En cuanto al proyecto ACUINTEG, ¿qué pros y contras tiene la acuicultura? ¿Qué problemas podrían suponer las actividades piscícolas en espacios protegidos? ¿Cómo surge la inquietud por estudiar esta situación?

En primer lugar, me gustaría destacar el papel que la acuicultura representa a día de hoy y el que se espera que juegue en el futuro. La pesca y el consumo de pescado salvaje están siendo limitados para la protección de los caladeros, ya que el ritmo de capturas necesarias para el abastecimiento de proteínas procedentes de pescado a nivel global no es sostenible. En este marco, la acuicultura abastece ya el 50% del pescado consumido en el mundo. Sin embargo, esta es una actividad que se lleva a cabo de forma mayoritaria en ambientes naturales protegidos o especialmente sensibles, de modo que es muy importante garantizar que la producción acuícola no suponga un detrimento de calidad ambiental, en aquellos sitios en los que se lleva a cabo. No hay que tener miedo de la acuicultura, pero sí hay que realizarla de forma responsable.

Los problemas derivados de la acuicultura que podrían afectar a los espacios protegidos van desde la ocupación del territorio, fundamentalmente en producciones extensivas, a los vertidos incontrolados de nutrientes, materia orgánica y otras sustancias utilizadas para el mantenimiento de los cultivos. En sistemas especialmente sensibles, puede existir una baja capacidad de amortiguación de estos vertidos, afectando al equilibrio medioambiental de estos entornos.

Por otro lado, no existe una normativa armonizada a nivel nacional, en lo que se refiere a la interacción de la acuicultura con el medioambiente. En particular, la acuicultura se trata desde el punto de vista normativo como una actividad industrial más, sin tener en cuenta las particularidades de la actividad o los lugares en los que se realiza.

Teniendo en cuenta estos aspectos, en el proyecto ACUINTEG se han desarrollado acciones que permitan, en primer lugar, establecer el grado de integración de la acuicultura en los espacios protegidos en los que se realiza, mediante su seguimiento ambiental y la caracterización de diversas instalaciones acuícolas. Posteriormente, se han analizado los resultados para identificar cuáles son los indicadores de calidad ambiental representativos de la influencia de la acuicultura en su entorno, para finalizar con la propuesta de medidas de mitigación y/o minimización de dichos efectos, en el caso de que se estime necesario.

Además, contar con información científica que hacer llegar de forma clara a la sociedad sobre el papel de la acuicultura y como se desarrolla, es esencial para la desmitificación de algunos aspectos relacionados con la misma, que hacen que sus productos no estén bien vistos de forma general por los consumidores.

¿Qué medidas propondrías desde el Gobierno o la Unión Europea para potenciar la acuicultura y la pesca sostenible? ¿Espera que los resultados de vuestro proyecto puedan cambiar la acuicultura en una determinada escala?

En primer lugar, fomentaría la realización de estudios que permitan caracterizar el impacto de la acuicultura sobre los espacios en los que se desarrolla. Un buen entendimiento de la relación de la actividad con su medio receptor es el primer paso para garantizar su sostenibilidad. Por otro lado, facilitaría el acceso a nuevas tecnologías y medidas que permitan la reducción de la ocupación de espacios y la minimización de emisiones. Finalmente, y no menos importante, creo que es fundamental informar a los ciudadanos de las características de la acuicultura, principalmente en su entorno más cercano. Otros tipos de ganadería con más tradición están perfectamente asimilados por la sociedad, algo que no ha pasado aun con la acuicultura.

En relación a estos aspectos, los resultados del proyecto pueden, por un lado, dar soporte científico a futuras normativas al respecto de los parámetros indicadores del impacto de la acuicultura en el medio receptor, ajustados a la actividad. Por otro lado, ofrecen una serie de medidas y/o tecnologías, a los productores, para su implementación en caso de ser necesario.

¿Cómo afectará el cambio climático a la pesca y a la acuicultura?  En 140 caracteres, ¿qué mensaje lanzarías a la sociedad para concienciar?

Podemos decir que le cambio climático ya está afectando a la pesca, Entre otros aspectos, los cambios en la temperatura de los océanos están modificando el comportamiento y la distribución de algunas especies. En este sentido, la acuicultura puede ser una alternativa interesante, sobre todo con una perspectiva de producción sostenible e integra en el medio en el que se desarrolla.

Como mensaje, me atrevería a decir que “la innovación nos puede llevar a una acuicultura con mínimas emisiones e incluso con capacidad para absorber gases como dióxido de carbono".

¿Algún mensaje final que quieras compartir? (Consejo, conclusiones o llamamientos)

A pesar de que la percepción social puede ser diferente, los productos de acuicultura son ya el presente, pero para que su futuro esté garantizado no debe considerarse como la única alternativa a la pesca; y sobre todo, debe llevarse a cabo de forma sostenible, no solo desde un punto de vista ambiental, sino también económico y social, acercando la actividad a los ciudadanos, principalmente en las áreas en las que está asentada.

*Entrevista publicada origanalmente en la web del Programa Pleamar de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en septiembre de 2019.

Miscelánea: 

José Antonio López López (UCA-CASEM)

Profesor Titular del Departamento Química Analítica de la Universidad de Cádiz, en el Centro Andaluz Superior de Estudios Marinos(CASEM)- Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales.