Acuicultura, el futuro de la alimentación ya se cultiva en el agua

Martes, 5 Septiembre, 2023

¿Sabías que existe el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra? Cada año cae en una fecha diferente y marca el punto en el que el planeta entra en déficit ecológico. Su propia existencia dice mucho sobre nuestro ritmo de consumo actual, acelerado e insostenible. Cada año agotamos más recursos de los que el medio ambiente tiene tiempo de reponer.

Llevar a los ecosistemas al límite tiene consecuencias devastadoras: sin el tiempo suficiente para regenerarse acabamos con especies de animales y plantas que realizan funciones esenciales, como el mantenimiento de la calidad ambiental y la producción de recursos de alimentación.

UN EJEMPLO EN DATOS

Este 2023 hemos entrado en déficit ecológico el día 2 de agosto, lo cual significa que todos aquellos recursos que consumamos desde este día hasta el 31 de diciembre sobrepasarán la capacidad anual que tiene la Tierra para regenerarlos. Dado que cada país consume a ritmos muy distintos, se puede calcular una fecha específica para cada territorio. Según Global Footprint Network y Greenpeace, en 2023 la fecha para España, si todo el planeta consumiese al mismo ritmo, sería el 12 de mayo. Esto implica que, para poder satisfacer nuestra demanda anual de recursos, necesitaríamos disponer de 2,8 planetas Tierra. Pero esto no siempre ha sido así, la huella ecológica del ser humano no siempre ha sido superior a la biocapacidad de la Tierra. Según datos de la WWF nuestra huella ecológica global se ha multiplicado por 3 entre 1961 y 2022. Esto apunta a que el motivo del déficit sería que actualmente los recursos naturales no se están aprovechando bien. Aun así, tenemos la necesidad de satisfacer la demanda de alimentos de un planeta superpoblado. Si cada vez hay menos oferta pero la demanda no deja de crecer, ¿cómo podemos obtener las reservas alimentarias que necesitamos sin condicionar los límites planetarios?

La respuesta está en la introducción de métodos de cultivo sostenibles y escalables, que tengan la capacidad de aumentar la producción sin comprometer el buen funcionamiento de los recursos naturales. Solo así se crean hábitos de producción y consumo saludables para el planeta, y a pesar de que queda mucho camino por recorrer algunos de estos métodos ya existen en la actualidad.

¿QUÉ ES LA ACUICULTURA?

Jacques Cousteau ya lo dijo en 1973: “Tenemos que dejar de ser cazadores en el mar para ser agricultores y granjeros.” El explorador y biólogo marino, que era un gran crítico del comportamiento humano en su relación con la naturaleza, hacía un claro llamado al uso de la ciencia para -en sus palabras- “civilizar la civilización”, aprender a cuidar el entorno natural que nos da la vida.

"Tenemos que dejar de ser cazadores en el mar para ser agricultores y granjeros"

Los océanos, mares y ríos son ecosistemas imprescindibles y fuentes de alimento para los seres humanos desde el inicio de los tiempos. Según afirma la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) existe una gran variedad de especies marinas que son de interés para el ser humano, un recurso natural cuya protección está en nuestras manos. 

En España, la acuicultura se desarrolla como un método innovador para la optimización de los recursos marinos y fluviales con el objetivo de cultivar pescados y algas de forma sostenible, permitiendo a los ecosistemas su tiempo de recuperación natural y favoreciendo así la conservación de este medio tan preciado.

Los antiguos romanos ya practicaban la actividad acuícola en territorio ahora español hace aproximadamente 2000 años. Su positiva evolución hacia un sistema respetuoso con el medio ambiente ha hecho que hoy en día la acuicultura represente más del 57% del pescado que consumimos a nivel mundial.

El valor de esta actividad está en su forma de complementar la pesca extractiva responsable, colaborando en gran medida a la creación de recursos alimentarios de alta calidad, seguros y saludables.

LA IMPORTANCIA DE SALVAR LOS OCÉANOS

Para empezar, tengamos en cuenta que más del 70% de la superficie de nuestro planeta está cubierta por agua en distintos estados que se transforma y se traslada de un lugar a otro dando lugar al ciclo del agua, sin el cual la vida en la Tierra no existiría. La mayor parte de esta agua está en los océanos.

La contaminación y el cambio climático tienen un gran peso en el estado de los medios acuáticos. Es imprescindible que los ecosistemas sean protegidos, incluyendo las especies y sus hábitats, ya que aparte de ser fuente de alimentación son también responsables de producir la mitad del oxígeno que respiramos y absorber una gran cantidad de dióxido de carbono.

Esta función es esencial para regular la temperatura del planeta: este ecosistema almacena parte del CO2 que se produce para que no termine en la atmósfera, pero si este sumidero de carbono se daña y no puede realizar su función, la cantidad de CO2 en la atmósfera aumentará considerablemente.

Por otra parte, cuanto más dióxido de carbono tenga que absorber el agua del océano más se acelerará su acidificación, dañando los ecosistemas donde viven muchas de las especies que consumimos y dificultando su proliferación.

Un análisis realizado por la ONU, el Informe Global de Evaluación sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, confirma que un alto porcentaje de los ecosistemas marinos a nivel mundial ya han sido dañados, sufriendo afectaciones irreversibles.

En conclusión, la importancia del cuidado de los ecosistemas marinos es que toda forma de vida en nuestro planeta depende de su bienestar. Esta recuperación del medio ambiente y la biodiversidad, según señala la FAO, se tienen que poder compaginar con el desarrollo de actividades del sistema alimentario a través de sistemas de producción ecológica, ya que su abolición supondría serios retos económicos, sociales y sanitarios.

EL VALOR NUTRICIONAL DEL PESCADO

Los alimentos acuáticos son productos muy nutritivos: el consumo de pescado, marisco y algas aporta proteínas de muy buena calidad, ácidos grasos Omega-3, vitaminas A, B y D y minerales, entre otros.

Estas sustancias producen diversos efectos beneficiosos para nuestra salud y, por tanto, son parte imprescindible de cualquier dieta saludable. Estos efectos incluyen, según la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), la reducción del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, aportan propiedades antioxidantes y fomentan el correcto desarrollo cognitivo.

Por este motivo, recomiendan consumir pescados y mariscos entre 3 y 4 veces por semana, variando entre pescados blancos y azules.

Además, la FESNAD destaca que, en materia de sostenibilidad, el consumo de pescado que proviene de métodos de producción sensibles con el medio ambiente emite muchos menos gases de efecto invernadero que la producción de animales terrestres para el consumo humano.

ACUICULTURA DE ESPAÑA: UNA ACTIVIDAD MUY NECESARIA

En resumen, la calidad del pescado que consumimos y el bienestar animal se pueden ver comprometidos por el estado de conservación del hábitat natural de estos peces. Esta es una de las principales preocupaciones de las asociaciones que forman parte de la actividad acuícola española. 

Por este motivo, el cultivo de peces y algas se convierte en un proyecto estrechamente unido al progreso, la sostenibilidad y la mejora de las prácticas tradicionales invirtiendo en innovación y desarrollo. 

A nivel geográfico España es un país con recursos naturales privilegiados para la actividad acuícola: abundantes ríos y más de 8000 kilómetros de costa hacen que este territorio coseche el mayor volumen acuícola de la Unión Europea.

Estos valiosos recursos hídricos no son consumidos por la actividad acuícola: el agua dulce utilizada para el cultivo es devuelta a nuestros ríos en la misma proporción y en iguales o mejores condiciones.

La Acuicultura de España supone una auténtica revolución en la forma en la que obtenemos nuestros alimentos, que permitirá a las próximas generaciones seguir disfrutando de la misma calidad que ahora consumimos y respetar a los ecosistemas su nivel natural de especies acuáticas, sin condicionar sus límites. 

National Geographic España