Aguilera, Cristóbal

Martes, 28 Junio, 2016

¿Cómo surge tu interés por la acuicultura?

Casualidad. Trabajaba de aprendiz en las oficinas centrales de un grupo empresarial con fuertes inversiones en ganadería. Compraron una parte importante de una empresa que se llamaba Tinamenor y que estaba en Cantabria -espero y deseo que continúe estando cuando salga esta entrevista-. Empezaron a pasar papeles relativos a la actividad por mis manos y me pareció que lo que hacían era muy interesante. Pregunté si podía ir y me dijeron que sí. Fue un flechazo. Amor a primera vista.

Eres uno de los investigadores en acuicultura más activos en redes sociales y en el entorno digital. En tu blog Historias acuícolas, algunas entradas como la dorada y el sexo o Como una madre han tenido mucho éxito. ¿La acuicultura interesa si se sabe cómo contarla?

La acuicultura interesa y cada vez más. Ya es habitual que salgan noticias sobre esta actividad en prensa escrita, programas de televisión, magazines de la radio y blogs de cocina, que hay muchos, pero que muchos. Es cierto que es más agradable si te la muestran cocinando a pie de un estero, luchando contra las olas al alba, en el momento de alimentar a los peces, frente a la pescadería de un supermercado de moda o entrevistando a un grupo de investigadores que hablan de la salvación del atún a través del conocimiento científico. Pero si además se hace con sentido de humor y quitando trascendencia, todo el mundo lo agradece porque lo entiende. Y esto es lo que necesitamos, que se entienda.

¿Qué te ha aportado tu blog? ¿Podrías contarnos alguna experiencia concreta que haya sido positiva para tu trabajo como investigador?

Hum… varias cosas y todas positivas, creo. Varios profesores de universidad me han solicitado autorización para poder utilizar alguno de mis cuentos como modelo para explicar la asignatura. No sé cómo lo harán, pero… Me he reencontrado con colegas después de mucho tiempo y ha sido posible hablar abiertamente de cosas que parecían destinadas a olvidarse. Cuestiones que no nos podemos permitir que queden en el olvido y que son historia de nuestra acuicultura. Me han proporcionado ideas e incluso alguna propuesta de proyecto procedente de seguidores que no sabía que tenía. Compartir te hace ser mejor persona.

¿En qué medida recomendarías a los científicos del sector el uso de las nuevas tecnologías como herramienta de divulgación? Que quien no lo haga, ya llega tarde. No es una cuestión de elección. Es una necesidad.

Cuando se publicaron los resultados de un estudio del IRTA sobre la percepción de los productos acuícolas por parte del consumidor, manifestaste que “la acuicultura no está tan demonizada como podría pensarse, pero es necesario comunicar más y mejor cómo se alimentan los peces y que existe un control total”. ¿Cómo se puede mejorar la comunicación?

En todos los estudios que conozco en los que se pregunta al consumidor respecto a la acuicultura aparece una frase lapidaria: “No se comunica lo suficiente y no sabemos comunicar lo que hacemos”. La gente quiere saber, básicamente, qué es la acuicultura, qué especies criamos y cómo, si dañamos o no el medio ambiente, si el pescado de cultivo es sano y si nuestra actividad es sostenible. Y si no se lo explicamos bien, sacarán las conclusiones que mejor se adapten a su manera de entender o aquellas que quieran creer que son las correctas. No hay nada más potente que el desconocimiento generado por los prejuicios. Mejoramos nuestra comunicación cuando explicamos con palabras claras, transparencia y solidez científica nuestra actividad.

El cambio global está cobrando cada vez más importancia, también en la actividad acuícola.  ¿Cómo afecta al sector?

Creo que no hemos sido capaces de integrar de una forma real todo lo que le está afectando. Sucede que lo que nos gustaría es tener una respuesta directa ante un hecho determinado, pero son tantos los factores implicados que la respuesta es mucho más compleja de lo que podemos imaginar. Igual pensamos que no es excesivo un grado de diferencia en la temperatura promedio del agua –como predicen- desde el punto de vista de la sostenibilidad productiva a lo largo de un ciclo.  Podemos ignorarlo pero no por eso va a dejar de afectar y las repercusiones serán tanto directas como indirectas. ¿Afectará a la biodiversidad como elemento primordial en la fuente de harinas de pescado? ¿Cómo nos enfrentaremos a enfermedades existentes o emergentes? ¿Se abrirá una nueva lucha de competencias frente a los espacios disponibles? ¿Seremos capaces de compatibilizar el estrés hídrico y los cambios en el mar con las necesidades productivas? Seguro que me dejo veinte o treinta factores que pueden llegar a afectar. Justo acaba de empezar un proyecto ClimeFish (2016-2020), cuyo principal objetivo es precisamente determinar qué decisiones deben tomarse para garantizar la sostenibilidad. Seguro que cuentan con la acuicultura, veremos qué nos dicen.

¿Qué líneas de investigación habéis impulsado en relación con el medio ambiente y el cambio global?

Más que llevar líneas específicas en relación con el cambio global, lo que sucede es que todo lo que se hace tiene este componente de forma inherente y primordial.

La ventaja de un centro como el nuestro es que nos encontramos en un entorno único, el Delta del Ebro, donde la evidencia del cambio se vive con mayor fuerza. A modo de ensayo de la naturaleza a escala, nos permite adaptarnos fácilmente para explotar acercamientos múltiples. Por ejemplo, abordamos desde un punto de vista ecosistémico la actividad biológica asociada la variación en la producción de microalgas y cómo afecta a moluscos, peces y otros organismos. También integramos estudios comparativos de respuesta a la utilización de determinados compuestos, como materias primas diversas, aditivos, probióticos, biocidas y vacunas, entre otros,  ante diversas especies, temperaturas y condiciones de cultivo.

¿Cómo ha evolucionado el uso de los sistemas de recirculación para la acuicultura?

En contraposición a la elevada variabilidad ambiental, en los últimos años, más que buscar zonas nuevas -que también pero no tanto-. se ha apostado por la innovación tecnológica aplicada a los sistemas de recirculación en acuicultura (RAS). Es decir, se trabaja en nuevos compuestos y materiales, sistemas más efectivos, reducción de vertidos e integración de RAS con sistemas de acuicultura multitrófica (IMTA). También en la adaptación de los sistemas a las especies y su alimento y la integración de la información y transformación en conocimiento para gestionar los sistemas con la incorporación de software. Todo esto hace que los sistemas sean más complejos pero al tiempo mucho más sencillos de usar y sobre todo más seguros. Están por venir mejoras procedentes de otras industrias y aplicaciones que nos van a ayudar mucho. Hace años apostamos por crear una marca asociada a nuestros sistemas de recirculación, IRTAmar®, aplicación que posteriormente patentamos. Del primer prototipo al que explotamos actualmente ha cambiado casi todo y sigue cambiando.

¿Cuál ha sido la principal innovación en la actividad acuícola en los últimos años? Creo que está por venir, apenas si hemos iniciado el camino de la mejora productiva. No sé cuál ha sido en el pasado, si es que se ha producido, pero creo que en el momento que gestionemos adecuadamente todo el volumen de información que tenemos y que generamos y hagamos que pase a ser conocimiento, revolucionaremos la acuicultura.

Hace ya dos años que nació el clúster de empresas Aqüicat, una agrupación de empresas dedicadas al sector acuícola. ¿Cuál es el balance de este primer bienio? ¿Cómo se ha fomentado la competitividad y la proyección internacional de las empresas?

El Clúster Aqüicat, nada más nacer, sufrió un proceso de adaptación. Se transformó en un modelo integrador y muy transversal que es Acuiplus, rompiendo moldes. Sigue siendo un proyecto único a nivel nacional en el que los socios (90% empresas) determinan qué quieren hacer.  Este proceso requiere consolidarse y justo ahora se inicia una nueva etapa con la incorporación de un gerente con dedicación exclusiva que apoye a las empresas en aquello que más necesiten. En dos años se han hecho misiones internacionales, se han compartido estands en ferias, análisis prospectivos y de negocio, jornadas y sesiones temáticas y estudios estratégicos de forma conjunta y con participación de empresas que un tiempo atrás se consideraban competidoras. Lo siguen siendo, pero en conjunto son mucho más inteligentes. Creo que lo que de verdad da valor es lo que no se ve, ese intangible que te ayuda a tomar las mejores decisiones con la aportación del conocimiento compartido. El resto debe responderlo cada uno de los socios actuales. Hay voluntad de continuar con el proyecto y hacerlo crecer y eso dice mucho del trabajo realizado.

¿Cómo pueden ser más competitivas las empresas españolas que se dedican a la acuicultura?

No dudando ni un minuto de que cada euro dedicado a la innovación, como resultado de la I+D, es una inversión y no un gasto. Es cierto que invertir en I+D no tiene por qué tener correlación con el éxito de mercado a nivel empresarial, pero que prueben a dejar de invertir en generar conocimiento y verán cómo se esfuma la generación de riqueza… “como lágrimas en la lluvia y es hora de morir”.

TEST RAPIDO

¿Mar, río, playa o montaña? Estoy como una cabra y ya se sabe que tira al…

Un lugar para perderse o encontrarse. Los hayedos asturianos

Su plato favorito. Los espárragos trigueros sofritos con vinagre de mi madre. Sublimes

Un truco en la cocina. Las especias, todas y así, a lo gordo.

Un personaje público al que invitaría a comer. José Luis Sampredro que creo que me anda esperando para comer juntos, aunque debe estar ocupado.

Su libro o película favorita. “Blade Runner” de Ridley Scott me sigue cautivando y siento gran envidia del personaje principal (Juan de Olid) de “En busca del unicornio” de Juan Eslava-Galán.

¿Vino o cerveza? Peco de ambos

¿Viaje de placer o aventura? Aventura por placer

Titulacion: 
Licenciado en Ciencias Biológicas
Miscelánea: 

Dice el reverso de mi título oficial, otorgado por la Universidad de Barcelona, que superé los estudios conducentes a la Licenciatura en Ciencias Biológicas en la especialidad de Zoología, según un plan de estudios aprobado por el Ministerio de Educación y Ciencia BOE 30/6/77, en 1990. Menudo plan. Me lancé de cabeza al agua en el campo de la acuicultura e inicié un "máster" trabajando en todas las empresas que pude y me dejaron. Era relativamente fácil y pagaban. Disfruté como un loco en Tinamenor, también lo pasé muy mal, pero de eso ya no me acuerdo. He hecho casi de todo. He estado en las trincheras "disparando a ciegas" y en los despachos "disparando con mira telescópica". Soy mal maestro, me lo dicen, pero soy y siempre he sido un buen alumno y me he empapado muchas veces, literal y simbólicamente, de todo el conocimiento que me ha venido a través del agua. Veinticinco años no son nada. Pero en este caso creo que han dado para bastante, así que ahora me dedico a la gestión de la innovación en el IRTA, que más o menos viene a ser algo así como escuchar a todo el mundo, intentar entender y transformar el mensaje para que otros lo entiendan y a su vez sean capaces de responder. Es como ir moviendo el dial de la radio hasta que la emisora está lo suficientemente bien sintonizada. Esa capacidad para sintonizar bien los canales es la que me ha permitido escuchar y entender, aprender continuamente. Estos últimos años me ha dado por compartir mi conocimiento yendo de la mano con mi ilustrador de cabecera, mi hermano Jesús, un gran tipo. Un pedazo de dibujante que ve la vida con una perspectiva diferente. Autodidacta y creativo. No tiene límites.