Castiñeira, Jesús
¿En qué situación se encuentra el sector productor del mejillón?
Desde hace dos años la evolución es positiva. Pero hay que seguir mejorando y preparándonos para lo que nos puede afectar, como la toxina. Pero la calidad del mejillón es bastante buena. Nosotros dependemos también mucho del clima, que está muy cambiante y afecta al cultivo. Hay que adaptarse y vigilar estos cambios porque son importantes de aquí a un futuro.
¿Cómo os afecta el cambio climático?
En el cultivo del mejillón hay una fecha concreta para el desove, puesta de semilla y desdoble. El aumento de temperatura está provocando que haya cambios, como desoves fuera de época. Adaptarse al cambio climático es complicadísimo. Tenemos que pensar en controladores externos, como aparatos que nos sirvan para medir todos estas alteraciones de temperatura y corrientes.
¿Cómo repercute estas variaciones de temperatura al mejillón?
El mejillón es un molusco que desova por índice corporal, es decir por subida de temperatura. Está acostumbrado a una temperatura determinada y cuando llega ese índice corporal, se estimula y se reproduce. Esto sucede en una época determinada del año. Si el cambio climático provoca un aumento de temperatura del mar, el mejillón se estimula continuamente y es un problema.
¿Qué puede suceder con esta sobrestimulación?
El mejillón pierde energía en el proceso de reproducción, por lo tanto, la carne va a ser de peor calidad. Si un mejillón grande se reproduce continuamente es muy complicado que tenga fuerzas para recuperarse.
¿Cómo afrontan esta situación?
Estamos tratando de producir un mejillón más pequeño para mantener su vitalidad y tenga un mínimo de carne necesario. En este caso, coincide que el mercado también nos demanda un mejillón más pequeño. Aunque también tenemos mercados de mejillón grande y hay que mantenerlos y darles una buena calidad. Hay que estar preparados porque la situación va a empeorar. El clima está siendo más brusco cada vez. Este verano superamos muchos días los 30 grados de temperatura. Es un cambio brutal para el sistema productivo.
¿Cómo se va a preparar el sector para adaptarse a estos cambios?
Nosotros tenemos nuestra experiencia del día a día, pero necesitamos un aporte científico y gente preparada. Sabemos trabajar con nuestra maquinaria y nuestros barcos, pero tal vez necesitemos aparatos nuevos con profesionales preparados para trabajar con ellos y que nos ayuden. Es un reciclaje del día a día.
¿Cree que la sociedad da la espalda al mar?
Sí. Yo vivo pegado al mar y los niños no saben por qué sus madres están mariscando o qué son esos artefactos que están en las rías.
¿Qué podemos hacer para incentivar esta interacción con el mar?
Hay que revalorizar todo nuestro trabajo. Es cierto que muchas veces se trabaja de noche y con mal tiempo pero que tenemos que dar a conocer nuestra actividad y todo lo positivo que hay en ella. Yo por ejemplo soy la tercera generación de mi familia que se dedica a la producción del mejillón.
¿Cómo se transmitió ese conocimiento en tu familia?
En el día a día. Vas aprendiendo. Por ejemplo, cuando contratamos a una persona nueva le vas enseñando cada día porque la operativa se repite. Pero hay necesidades nuevas.
¿Cuáles serían las necesidades formativas que requiere el sector?
Todas aquellas relacionadas con el medio ambiente. Conocer cómo nos afectan los cambios climáticos y las toxinas. Saber el por qué, cuando y cómo podemos adelantarnos a estos cambios. Hay mucha necesidad de formación. Al ser un cultivo primario, estamos expuestos a nuevos individuos que vienen con las corrientes y perjudican los cultivos. Por ejemplo, desde hace unos veranos tenemos problemas de desprendimiento y el mejillón no tiene esa fuerza que tiene la raíz para agarrarse a la cuerda. Al principio, creíamos que era por una anémona y estamos haciendo un estudio para ver si es así, pero lleva su tiempo. El productor quiere inmediatamente una respuesta pero el conocimiento requiere tiempo.
¿Qué otros cambios habéis percibido en las rías gallegas?
Durante estos años anteriores en periódicos locales salen noticias de avistamientos de especies exóticas, cada vez son mas frecuentes.
¿Cómo se presenta el futuro del sector?
Soy optimista, tengo que serlo. Creo que queda mucho por hacer, mucho recorrido y sobre todo tenemos una amplitud de mejora brutal. Tenemos 70 años de vida. Hemos progresado en infraestructura y maquinaria pero tenemos que dar un paso importante en temas comerciales y sociales.
En el ámbito social, ¿cómo podéis mejorar?
Por ejemplo, agrupando a los productores en asociaciones para ser más fuertes y que participen.
¿Por qué no se ha conseguido como en el sector acuícola de peces marinos unificar las diferentes agrupaciones?
Si miramos atrás, llegamos estar casi un 65% agrupados en una organización, pero no se hicieron bien las cosas. Después las asociaciones importantes tampoco lo hicieron bien individualmente y no dimos solución a los problemas que había en cada momento.
Hay que intentar crecer, evolucionar y ser atractivos para que la gente vuelva a confiar. Tal y como está el sector y el mercado es complicado que haya una sola organización. Pero sí hay que intentar que nos llevemos bien.
El Consello Regulador del Mexillón está haciendo un trabajo espectacular y nos defiende de cara a las importaciones. Se comenzó con muy pocos productores pero el avance ha sido espectacular y puede ser un interlocutor muy válido para el sector. De todos modos, tenemos que madurar. Nos unen más cosas de las que nos separan.
¿Cómo están afectando las importaciones al sector?
Las importaciones de países externos a la UE, como Chile y Nueva Zelanda, nos afectaron debido a que tenemos un etiquetado que tiende a la confusión y da pie a que haya muchos errores. Hay que defender nuestros productos. No estamos en contra de que vengan mejillones de otros lugares, simplemente que se etiquete correctamente y la gente elija el que más le guste.
La UE ha destinado 1.200 millones de euros a la acuicultura sostenible a través de los fondos FEMP. ¿Cómo podría acogerse vuestro sector a estas ayudas?
Sería interesante. Pero lo que nos afecta a nosotros se está derivando a I+D+i. Necesitamos conocimiento e investigación. Tenemos que dar ese paso para desarrollar esas dos patas que nos hacen falta para fortalecernos. Hay un recelo mutuo entre investigación y sector. Debemos limar asperezas y vernos como necesarios unos a otros. Nos queda un campo enorme para poder explotar y trabajar con ellos y que nos pueda beneficiar en el futuro.
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